Los diversos elementos de la Misa

Continuamos el recorrido por las distintas novedades que se presentan en la Liturgia de la Misa, y que se incluyen en la nueva edición del Misal en lengua española, que entró en vigor la pasada Cuaresma.

La Misa comprende diversos elementos verbales y no verbales que nos ayudan a la participación activa, consciente, fructuosa, interior y exterior en ella. Por orden de importancia son:

Las lecturas de la Palabra de Dios y su explicación

Cuando se leen en la Iglesia las Sagradas Escrituras, Dios mismo habla a su pueblo, y Cristo, presente en su palabra, anuncia el Evangelio.  Por eso las lecturas de la Palabra de Dios, que proporcionan a la liturgia un elemento de la mayor importancia, deben ser escuchadas por todos con veneración. Y aunque la palabra divina, en las lecturas de la Sagrada Escritura, va dirigida a todos los hombres de todos los tiempos y está al alcance de su entendimiento, sin embargo, una mejor inteligencia y eficacia se ven favorecidas con una explicación viva, es decir, con la homilía, como parte que es de la acción litúrgica.

Las oraciones y otras partes que corresponden al sacerdote

Entre las atribuciones del sacerdote, ocupa el primer lugar la plegaria eucarística, que es el vértice de toda la celebración. Hay que añadir a esta las oraciones, es decir, la oración colecta, la oración sobre las ofrendas y la oración después de la comunión. Estas oraciones las dirige a Dios el sacerdote que preside la asamblea actuando en la persona de Cristo, en nombre de todo el pueblo santo y de todos los circunstantes. Con razón, pues, se denominan «oraciones presidenciales».

Igualmente corresponde al sacerdote, en cuanto que ejerce el cargo de presidente de la asamblea reunida, decir algunas moniciones previstas en el mismo rito y que puede adaptar hasta cierto punto para que se ajusten a la comprensión de los participantes.

La naturaleza de las intervenciones «presidenciales» exige que se pronuncien claramente y en voz alta, y que todos las escuchen atentamente. Por consiguiente, mientras interviene el sacerdote, no se cante ni se rece otra cosa, y estén igualmente en silencio el órgano y cualquier otro instrumento musical.

El sacerdote no solo pronuncia oraciones como presidente, en nombre de la Iglesia y de la comunidad reunida, sino que también algunas veces hace oraciones a título personal, para poder cumplir su ministerio con mayor atención y piedad. Estas oraciones, que se proponen antes de la lectura del evangelio, en la preparación de los dones y antes y después de la comunión del sacerdote, se dicen en secreto.

Diálogos y aclamaciones

Puesto que la celebración de la Misa, por su propia naturaleza, tiene carácter comunitario, adquieren una gran fuerza los diálogos entre el sacerdote y los fieles congregados y asimismo las aclamaciones. Ya que son señales externas de una celebración común, y, además, fomentan y realizan la comunión entre el sacerdote y el pueblo.

Las aclamaciones y respuestas de los fieles a los saludos del sacerdote y a sus oraciones constituyen aquel grado de participación activa que, en cualquier forma de misa, se exige de los fieles reunidos para que quede así expresada y fomentada la acción de toda la comunidad.


 NOTA: En siguientes entregas continuaremos comentando los diversos elementos de la Misa.

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