¿Por qué el sacerdote pone gotas de agua en el vino para la consagración?

Con este signo el sacerdote le pide a Dios que una nuestras vidas a la suya. Al momento de preparar sobre el Altar el pan y el vino «el Diácono u otro ministro, pasa al sacerdote la panera con el pan que se va a consagrar; vierte el vino y unas gotas de agua en el cáliz…» (Misal Romano Nº 133).  El instante en que se echa el agua se acompaña con una oración que se dice en secreto: «El agua unida al vino sea signo de nuestra participación en la vida divina de quien ha querido compartir nuestra condición humana”.

San Cipriano, a mediados del siglo II, escribió sobre este gesto litúrgico, lo siguiente:

«en el agua se entiende el pueblo y en el vino se manifiesta la Sangre de Cristo. Y cuando en el cáliz se mezcla agua con el vino, el pueblo se junta a Cristo, y el pueblo de los creyentes se une y junta a Aquel en el cual creyó. La cual unión y conjunción del agua y del vino de tal modo se mezcla en el cáliz del Señor que aquella mezcla no puede separarse entre sí. Por lo que nada podrá separar de Cristo a la Iglesia (…) Si uno sólo ofrece vino, la Sangre de Cristo empieza a estar sin nosotros, y si el agua está sola el pueblo empieza a estar sin Cristo. Más cuando uno y otro se mezclan y se unen entre sí con la unión que los fusiona, entonces se lleva a cabo el sacramento espiritual y celestial» (Carta Nº 63, 13).

Fuente: Aciprensa