Fieles a María, generación tras generación

“Nos has dado a tu Madre como nuestra para que nos enseñe a meditar y adorar en el corazón. Ella, recibiendo la Palabra y poniéndola en práctica, se hizo la más perfecta Madre”.

(San Juan Pablo II).

La Virgen de los Dolores de la Hermandad del Santo Entierro de Castilblanco de los Arroyos, talla anónima del siglo XVII, vuelve a la parroquia tras su período de restauración días después de comenzar la Cuaresma.

En este tiempo litúrgico al que estamos llamados a la conversión del corazón, regresaba la Dolorosa más antigua del pueblo, la que se venera día tras día en cada casa, para hacer una vez más de puente que una a Dios con el hombre y al hombre con Dios.

Tras cinco largos meses de espera sus devotos aguardaban con impaciencia el reencuentro con Ella. Como muestra de ello y de la devoción que en Castilblanco se le profesa a la Virgen de los Dolores, la Parroquia vivió días intensos en la fe y amor a María, alcanzándose la máxima expresión de lo que conocemos como piedad popular.

El presbítero Pablo Colón Perales, director espiritual de la Hermandad y párroco de la Parroquia Divino Salvador de Castilblanco de los Arroyos, define lo que estos días han supuesto para el pueblo y la parroquia:   “Como sabemos en la religiosidad popular la relación con las sagradas imágenes que reciben culto se personalizan, es una cuestión de relación personal entre el devoto que confía sus peticiones, sus oraciones, en definitiva, el paso de la vida pues, a esa imagen titular que recibe tantas oraciones con el paso del tiempo».

En el caso de Nuestra Señora de los Dolores es la más antigua del pueblo, por lo tanto, lleva siglos recibiendo la devoción de sus hermanos y de muchos devotos.

«La restauración ha sido una ocasión, por un lado para ponerla en valor como imagen artística pero sobre todo, a raíz de su vuelta a la Reposición al Culto tras cinco meses de espera,  en un acontecimiento para la Hermandad, para sus devotos y también para la Parroquia”, considera D. Pablo Colón Perales.

Actos extraordinarios

Dentro de su Reposición al Culto, la Hermandad ha celebrado dos días de Besamanos extraordinario donde han sido muchísimos los hermanos y devotos que han pasado para saludar a la Virgen y plasmar un beso en su mano, la misma mano de la que siempre, desde hace siglos, ha caminado el pueblo cada día.

El origen de todo ser humano está en las entrañas de su madre, que en Castilblanco es Dolores. Por ello, sus devotos felices de tener de nuevo a la “Madre en Casa” no han parado de visitarla buscando en Ella su consuelo, su abrigo, su protección y su calidez maternal.

Como D. Pablo Colón describe: “ En estos dos días ha sido incesante el transitar de sus devotos en torno a su Virgen de los Dolores. Han sido dos días plenamente de acción de gracia, de gozo, de alegría, como si hubieran recibido a la mejor vecina de sus casas, a la mejor vecina de su pueblo, en este sentido de la devoción”.

El acto más entrañable fue la ofrenda floral de los niños de su pueblo, quienes con un corazón tan puro como la flor blanca que llevaban en sus manos, formaron una gran fila que los llevaba hasta sus plantas, donde depositaron su ofrenda como signo de júbilo ante el regreso de la Virgen a la Parroquia.

Tras esta ofrenda se impartió una catequesis especial en torno a la Virgen, primera catequista de la historia, la anunciadora del misterio. María, quien tras haber escuchado la Palabra y haberla recibido en su corazón comenzó un proceso para proclamarla y anunciarla fue ese día, una vez más, centro de la catequesis como modelo de vida cristiana.

Al culmen de la Misa de Acción de Gracias, celebrada por el presbítero Antonio Rodríguez Babío, Delegado Diocesano de Patrimonio Cultural.  La parroquia hizo entrega a la Hermandad de un corazón relicario para la Virgen de los Dolores.

Dentro de dicho corazón van escrito los nombres de todos los enfermos del pueblo y que a día de hoy ya luce la Dolorosa, pues su Junta de Gobierno desea : “Poner nuestra fe y esperanza en Ella, para que interceda ante Dios por todos los enfermos de nuestro pueblo e infunda en sus familiares un sentimiento de confianza plena en Dios”.

Pastoral Social: Culto y caridad

Esta Hermandad del Santo Entierro y Nuestra Señora de los Dolores en su Soledad  trabaja conjuntamente durante todo el año con Cáritas Parroquial, pues tiene muy presente que uno de los pilares en que toda hermandad debe basarse es en la caridad.

Saben que la palabra hermandad obliga a un compromiso que, especialmente en tiempos de crisis como el actual, se debe manifestar en acciones concretas.

Por ello, convencidos de que los fines de una Hermandad deben ser el culto y la caridad, la mayoría de los miembros que conforman el equipo de Cáritas Parroquial son hermanos de esta Hermandad, como nos explica el propio párroco D. Pablo Colón: “Esta Hermandad participa de forma muy activa en Cáritas Parroquial con diferentes iniciativas y, sobre todo, aportando el capital humano de su voluntariado en este grupo. Es quizás esta labor continuada en Cáritas la ofrenda que María, Virgen de los Dolores, Reina de los humildes, mejor y más recibe en su corazón. Todo ello es un motivo de satisfacción para la Parroquia”.

Ahora, una vez realizada la restauración de su Dolorosa, los objetivos más importante de esta Hermandad es seguir creciendo en la fe, cuidar y aumentar el culto a sus Titulares, continuar atenta a las necesidades del prójimo a través de su Diputación de Caridad y colaborar plenamente con su Parroquia sintiéndose parte de ella.

El del pueblo tan solo uno, el mismo de siempre: seguir fiel a María, generación tras generación, en su advocación de Dolores. Que la Virgen los guíe siempre.

Mari Carmen Hernández.