Jojo Rabbit 

Se han hecho muchas películas ambientadas en la II Guerra Mundial (1939-1945). La mayoría han contado batallas épicas e importantes, misiones heroicas, el Holocausto judío o historias de amor imposibles. Sin embargo, muy pocos cineastas han tratado este periodo histórico en clave de humor: Chaplin en “El gran dictador” (1940), Lubitsch en “Ser o no ser” (1942), Benigni en “La vida es bella (1997) o Tarantino con sus “Malditos bastardos (2009). 

 

Y en estos tiempos donde los límites entre el humor y la corrección política están siempre de actualidad, el director neozelandés Taika Waititi nos trae una película que consigue pasar esta prueba con nota muy alta. Adaptando la novela de Christine Leunens, “Jojo Rabbit” nos cuenta la historia de Jojo Rabbit Betzler, un solitario niño alemán perteneciente a las Juventudes Hitlerianas, cuyo mejor amigo imaginario es el mismísimo Adolf Hitler. Cuando descubre que su madre esconde en el ático de su casa a una niña judía, Jojo ve cómo su mundo se pone patas arriba. Y sus problemas no habrán hecho más que empezar. 

 

Más allá de su claro discurso contra la ceguera que provocan los nacionalismos y sobre las situaciones absurdas que se dan en una guerra, el director neozelandés pretende lanzar un mensaje de esperanza frente al terror y la barbarie sin sentido. La madre, interpretada por Scarlett Johansson, intenta explicar a su hijo que siempre habrá tiempo para amar, incluso en épocas de guerra, y que no hay nada más fuerte que el amor, ni siquiera el arma más potente. 

 

Pero si hay una frase que resume todo el espíritu de la cinta, es aquella que se repite en dos momentos del metraje y que tiene como autora a la madre del protagonista: “La vida es un regalo y hay que celebrarla”. Y es que la figura materna está constantemente reivindicada durante la película, como ese pilar en el que siempre nos apoyamos y que nunca nos falla. Los escenas más íntimas y tiernas entre madre e hijo son quizá lo más logrado del filme. 

 

La relación amor-odio fraternal, e incluso platónico, de los jóvenes y prometedores Roman Griffin Davis y Thomasin McKenzie, es otro de los alicientes de la película, así como el humor absurdo y divertido característico del director Taika Waititi. Y otro elemento a destacar también es la preciosa banda sonora del gran Michael Giacchino (“Up”, Spider-Man”). 

 

La película cuenta con 6 nominaciones a los premios Oscar, incluyendo la correspondiente a Mejor Película, y es una buena opción de la actual cartelera para ver una historia original, tierna y divertida. 

 

Juan Carlos Deán Del Junco 

 

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