25 de marzo, día en que conmemoramos la Encarnación del Hijo de Dios. Desde hace años se celebra en esa fecha la Jornada por la Vida.
Se podría pensar que, con la que está cayendo, faltan motivos para celebrar en este año. Y la verdad es que el panorama no es muy alentador: reciente aprobación en España de la ley de la eutanasia, cifras de aborto cada vez mayores, efectos de la pandemia del COVID, sociedad con unos principios y valores cada vez más desdibujados, y así podríamos seguir…
Pero, ¿Dónde dejamos la Esperanza? ¿De verdad no hay nada que celebrar? ¿Acaso esto no tiene marcha atrás, y nos deslizamos por una pendiente cuesta abajo?
¡No!
¡Ése no puede ser el mensaje de un cristiano! Dios se encarnó, se hizo Hombre, para redimir al hombre. Dentro de poco vamos a recordar la Pasión y Muerte de Jesús, que vino para salvarnos: también a nosotros, los desconcertados hombres y mujeres del siglo XXI. Y somos nosotros, en esta hora de la Historia que vivimos, los que tenemos que anunciar y anticipar ya el Reino de Dios.
Quizás haya que cambiar el enfoque: mirar a nuestro alrededor y en nuestro interior, para descubrir todo lo bueno que hay, y para seguir trabajando por el Bien.
Iniciativas que defienden la vida
¿Conocemos cuántas iniciativas hay en Sevilla que defienden la vida y trabajan por ella? Como botón de muestra podemos hablar de:
– Proyecto Ángel que atiende y acompaña a mujeres con un embarazo imprevisto o tentadas a abortar .
– Proyecto Belén, que atiende a mujeres embarazadas en situación de riesgo.
– D. Fernando Gamboa, médico que desarrolla su profesión en el Hospital El Tomillar, es Presidente de la Sociedad Andaluza de Cuidados Paliativos. Allí, día a día, trabajan con los enfermos y sus familias, haciendo realidad los cuidados paliativos (https://www.archisevilla.org/cof/la-dignidad-de-la-persona-al-inicio-y-al-final-de-la-vida/).
Seamos Gotas de Vida
Pero además de estos proyectos, en la esfera individual hay que destacar la labor de tantos padres que se preocupan por dar a sus hijos la mejor educación posible. Una educación en la que se cuidan y se viven los valores de respeto por la vida y la dignidad de las personas. Y ésa es la mejor forma de cambio y transformación de la sociedad: hombres y mujeres con valores sólidos, “inyectados en vena”, y que son los que inspiran sus tareas diarias, tanto profesionales como de relación en cualquier ámbito de la vida.
Como decía la Madre Teresa de Calcuta “somos una gota de agua en el océano, pero sin esa gota el océano estaría incompleto”. Que esta frase nos inspire para no rendirnos, para seguir haciendo el Bien. Porque, además, no sabemos cuánto bien podemos hacer a los demás a lo largo de nuestra vida.
Jornada por la vida
Esta reflexión me trae a la memoria la película “Qué bello es vivir”, en la que un ángel le muestra a James Stewart (quien está apunto de suicidarse porque cree que su vida no tiene importancia) cuánto ha sembrado a lo largo de su vida, porque su existencia ha cambiado la vida de muchas personas de su alrededor.
Así que, ¡ánimo!, no desfallezcamos en derramar a nuestro alrededor “gotas de vida” que llenen el océano, y que rieguen tantas realidades que tocamos en nuestra vida diaria.
Sigamos celebrando y defendiendo la Vida, que es el mayor regalo que Dios nos ha hecho.