Meditaciones sobre los personajes de la Pasión

Archisevilla Siempre Adelante ofrece durante la Semana Santa, una serie de meditaciones sobre los personajes bíblicos que estuvieron junto a Jesús en su Pasión, Muerte y Resurrección.

Cada semblanza, vivencia y experiencia ha sido elaborada por distintos colaboradores que han querido compartir y acercar al lector no sólo a la oración contemplativa, sino también a la acción de gracias y a la petición, como itinerario devocional que permita preparar el espíritu para vivir con mayor sensibilidad y disposición los acontecimientos de la Pasión que se avecina, muy distinta a años anteriores.

Se trata de profundos y hermosos textos, disponibles también en audio,  que se pueden compartir en familia, en torno, inclusive, a la Palabra de Dios, con actitud de oración y reflexión, con el corazón y la mente abiertos a lo que Jesús quiere decir.

La Virgen María

Llevo unas cuantas noches soñando intensamente y, cuando me despierto recuerdo todo con gran realismo. Sueño contigo, hijo mío, pero cada día es algo diferente. La otra noche te presentaste en mis sueños como cuando eras un niño, quizás tendrías unos siete u ocho años; yo estaba haciendo pan en la cocina y corriste a abrazarme por detrás, con fuerza y ternura, diciéndome “mamá, qué buena eres, eres la mujer más buena de toda la tierra, te quiero con locura”.

Escrito por Ana Mª Abad Méndez
Revisado y corregido por Marisa Ibáñez Valdés

 

José de Arimatea

 

José de Arimatea había mandado excavar su propio sepulcro a las afueras de la ciudad, lejos de las murallas de Jerusalén. Era un sitio acorde a su rango, de sanedrita principal y hombre acaudalado reverenciado por la comunidad en función de su cargo. José se había ganado el respeto de todos: conducta intachable, noble cumplimiento de las funciones legales encomendadas y justo a los ojos de Dios.

Escrito por Javier Rubio  

 

Poncio Pilato

Aún recuerdo perfectamente aquel día. Acababa de llegar a Jerusalem, la capital, para pasar por séptimo año la Pascua Judía. Odiaba aquel territorio, lleno de fanáticos, tan alejado de Roma y tan distinto de los modos y costumbres de nuestro querido Imperio. Pero el César me había enviado allí para controlar una zona tan complicada como estratégica. Por allí pasaba la ruta comercial más importante del Imperio, la que conectaba con Oriente.

Texto: José Luis Losa
Locución: Fernando Fabiani  

 

Santa Marta

Betania dista de Jerusalén como tres kilómetros, dice la Escritura, que también añade que «Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro» (Jn 11, 5). Difícil y honda papeleta ésta, la de la amistad con el Maestro, que venía de tiempo atrás, de las idas y venidas en estos tres años de Galilea a Samaría y a Judea, de tantas comidas y confidencias, que habían hecho del afecto y del cariño una cuerda que ata y entrelaza sus corazones de judíos piadosos con Jesús de Nazaret.

Por eso en esta noche oscura, cuando todo esto que cuento me aprisiona muy fuerte en el corazón, en este miedo y tristeza más absoluta, únicamente me surge el decirle a mi amigo Jesús: «Sólo sé que moriría por ti».

Texto: Isidro González   

 

San Juan

De nuevo me encuentro siguiendo sus pasos unos metros por detrás. Desde aquel primer encuentro en Tiberiades, Jesús ha sido mi camino. Cae la noche y avanzamos entre olivos casi a hurtadillas y en silencio, siento tanta verdad en sus palabras como en el rechazo que generamos alrededor, vuelven a mí sentimientos encontrados deseando por momentos ser aquel “hijo del trueno” y que se desate el fuego del cielo y abrase con todo llevándose esta clandestinidad, pero él siempre me ha contenido, nunca he podido contradecir su gesto y mirada firme.

Texto: Juan Francisco Martínez Expósito  

Nicodemo

 

Nicodemo camina cabizbajo. Le puede la pesadumbre más que los pies del Maestro. El los va sosteniendo desde el Gólgota hasta el sepulcro de José de Arimatea. Va en cabeza del exiguo grupo de dieciocho personas que acuden a enterrar a Jesús, el Nazareno. Quién se lo iba a decir a él, un fariseo de buena posición, bien considerado y respetuoso de la Ley y los preceptos, que iba a verse así.

Texto: Javier Rubio 

 

Pedro

Noche cerrada cuando Pedro llega al monte de los olivos, Jesús les dedica unas palabras, pero sinceramente la mente estaba en otro sitio… “tú me negarás tres veces”, no daba crédito. Su corazón compungido y totalmente derrotado no podía pensar en otra cosa. ¿Cómo era posible que le fuera a traicionar? Su maestro se equivocaba, seguro que se equivocaba, se repetía a sí mismo una y otra vez. Pero no dejaba de saber que nunca antes se había equivocado cuando le había dicho cualquier cosa.

Texto: Carlos Carrasco Schlatter