Hay una serie de iniciativas promovidas por algunos medios de comunicación para que las personas envíen fotos de los belenes que tienen en sus casas.
Desde la COPE, la iniciativa ha partido del programa de Cristina López Schlichting ; el Dr. Gahona que colabora con ella, ha sido el primero que puso un belén en la Puerta de Alcalá de Madrid, ya que este año no había colocado ninguno el Ayuntamiento. Y ya van más de 100 los que los particulares han puesto allí, incluso envían fotos de belenes desde fuera de España para que éstas las coloquen también en ese lugar como apoyo a la iniciativa.
Y lo más curioso, “con la que está cayendo”, es que ¡no los están retirando!
Parece que la libertad religiosa aquí por ahora se va respetando….
Archisevilla también ha animado a enviar fotos de los belenes y muchas personas lo están haciendo a través de las redes sociales.
Uno de los hashtags que lo promueve en Twitter es: #YoPongoElBelén
¡Me encanta la iniciativa!
Parece que fue San Francisco de Asís quien realizó la primera representación del belén en Greccio. Después, Santa Clara la difundió por los conventos franciscanos de Italia y posteriormente la propia difusión de la orden contribuyó a la extensión del pesebre representado por seres vivos o figuras.
El belén de la foto del post es de casa de mis padres, tiene más de 70 años. Es el que siempre hemos puesto desde que éramos pequeños. Mi padre se encargaba de montarlo con nosotros y ahora con los nietos.
Poner el belén es una tradición en muchas familias y muchos hogares destinan siempre un lugar especial para colocarlo. Los belenes suelen provocar la admiración de amigos y familiares y cada año se añaden personajes nuevos.
La escenificación de los belenes es muy variada. Las figuritas pueden ser de madera, arcilla, cerámica, papel, cartón o barro cocido y decoradas de la manera que cada uno tenga en su imaginación haciendo esto que no haya dos belenes iguales.
El hecho de poner el belén es como dar una catequesis; se explica a los pequeños el misterio del Nacimiento de Dios y lo que se aprende en la infancia nunca se olvida. Con el tiempo, lógicamente se va profundizando en su significado, pero lo esencial siempre permanece. En la memoria se guarda lo importante toda la vida.
Es una manera de transmitir la fe en la familia dándole un significado a cada protagonista del belén.
En Belén sucedió el acontecimiento más grande de la humanidad pero con la más absoluta sencillez. “Y sucedió, nos dice S. Lucas, que estando allí se cumplió la hora del parto”. Nos imaginamos con el amor que envolvió María a Jesús y lo recostó en el pesebre. Toda la ternura que le mostraría a Jesús en ese momento, besándole y contemplándole.
María también le hace partícipe a José poniendo al Niño en sus brazos y en ese momento empieza a comprender el sentido de su paternidad.
Jesús y María estaban solos pero Dios les rodeó de gente sencilla, unos pastores que fueron los primeros mensajeros de la Buena Noticia.
Los pastores le llevan regalos y nosotros no podemos presentarnos ante la Familia de Nazaret sin el nuestro, preguntándonos qué podemos ofrecer al Niño Dios de nosotros mismos.
Este Nacimiento nos lleva a la segunda y definitiva venida de Jesús; por eso cada año nos recuerda que la característica esencial del cristiano es la ESPERANZA en el Reino que finalmente vendrá.
¡Ven Señor Jesús!