PADRE JOSÉ TORRES PADILLA: APÓSTOL DE LA CARIDAD

Proponemos a nuestros lectores la primera biografía sobre el padre José Torres Padilla, Apóstol de la caridad, que nació en el seno de una familia cristiana en San Sebastián de La Gomera el 25 de agosto de 1811 y falleció en Sevilla el 23 de abril de 1878. Fue un sacerdote diocesano ejemplar y cofundador con Santa Ángela de la Cruz del Instituto Religioso de las Hermanas de la Compañía de la Cruz. Esta Institución, que perdura en el tiempo, mantiene vivas las raíces de sus fundadores y sigue siendo una aportación verdaderamente importante a la obra de la evangelización, tanto en los colegios como en la atención a los pobres.

            En los años que Dios le concedió de vida nunca vivió para sí mismo, sirvió al prójimo sin exclusión alguna. Se distinguió por su manera de vivir el Evangelio de Jesús de Nazaret. Fue un sacerdote que vivió en su persona las Bienaventuranzas del Evangelio: fue pobre, lleno de mansedumbre, sembrador de la paz, limpio de espíritu… Y esta manera de vivir el Evangelio quedó plasmada en las obras de misericordia: consoló al triste, confortó a los enfermos, ayudó a los pobres, fue todo para todos.

Supo comunicar las ideas básicas fundamentales de la doctrina cristiana. Cuando él hablaba, no solamente era escuchado, sino comprendido. Sabía comunicar lo que sabía y sentía. Su enseñanza era respetada porque provenía de un alma convencida. Supo aunar la profunda convicción de su corazón con el ejemplo de su persona.

En esto cosiste precisamente la santidad: en seguir el camino señalado por Jesús de Nazaret en el Evangelio: «Pasó haciendo el bien» (Hch 10,38). La gente, que se amontonaba alrededor de su cuerpo después de su muerte, tenía una manera unánime de definirlo: «Era un santo». Sí, era un santo, pues a través de su vida brillaba la luz de Dios. Así, haciendo vida el Evangelio, fue entregando a Dios a todos los que se ponían a su alcance, a la vez que, a través de él, podían descubrir a Dios. Realmente, en todo momento, supo confirmar con su ejemplo lo que a lo largo de su vida enseñó con su palabra.

El padre Torres fue una persona en la que se realizó aquel deseo de San John Henry Newman, c.o. (1801-1890), canonizado el 13 de octubre de 2019, que decía: “Quédate en mi corazón con una unión tan íntima, que quienes tengan contacto conmigo puedan sentir en mí tu presencia, y que al mirarme olviden que yo existo, y no piensen sino en ti. Quédate conmigo. Así podré convertirme en luz para los otros… Déjame predicar tu nombre con palabras o sin ellas…”.

Esta es, pues, la historia de un joven normal que, desde muy temprana edad, Dios lo llamó a una grandiosa e inesperada aventura, y él supo responder a su llamada con una vida heroica.

Teodoro León Muñoz

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