¿Por qué hay 12 apóstoles y sólo 4 evangelios?

Empecemos por aclarar el término “evangelio” y otros aspectos importantes relacionados.

¿Qué significa “evangelio”?

El término “evangelio” significa etimológicamente “Buena noticia” o “Alegre mensaje”.

Pero en el sentido que aquí nos interesa, se refiere a un género literario del Nuevo Testamento que tiene como finalidad suscitar y animar la fe de las comunidades cristianas, presentándoles a Jesús como Mesías (Cristo) e Hijo de Dios (Mc 1, 1; Mt 1, 16; Jn 20, 30-31) a través de sus palabras y acciones más significativas (Lc 1, 1-4; Hch 1, 1-2), de manera especial su pasión, muerte y resurrección.

¿Cuántos “evangelios” existen?

Para responder esta pregunta, conviene distinguir que hay dos tipos de “evangelios”: los evangelios canónicos y los evangelios apócrifos o extracanónicos.

Los canónicos son solamente cuatro y están contenidos en el Nuevo Testamento: Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Los extracanónicos son más numerosos.

Los evangelios canónicos fueron admitidos por la Iglesia porque reflejan fielmente la fe cristiana vivida, profesada y anunciada por las comunidades fundadas por los apóstoles y sus más cercanos colaboradores.

Los evangelios apócrifos o extracanónicos no fueron admitidos puesto que presentan notables deformaciones de Jesús y su mensaje salvífico.

¿Cómo nacieron los “evangelios”?

Se formaron a lo largo de tres etapas:

1. Vida pública de Jesús (años 27-30 d. C). Primero ocurrieron los hechos y enseñanzas de Jesús, que culminan con su pasión, muerte y resurrección (Misterio Pascual).

2. Generación apostólica, constituida por los apóstoles y sus más cercanos colaboradores (años 30-70 d. C). A través de la predicación fueron constituyendo comunidades cristianas, donde se celebraba la fe y se transmitían las acciones y las palabras de Jesús.

Algo de esto se va poniendo por escrito: palabras, discursos, parábolas, milagros, controversias y otros acontecimientos fáciles de recordar. Sin embargo, los Apóstoles preferían las relaciones interpersonales y privilegiaban el encuentro personal para comunicar el Evangelio, como puede verse en 2Jn 12 y 3Jn 13-14.

3. Segunda generación cristiana (años 70-100 d. C.). Después de la muerte de los Apóstoles y aquellos que conocieron a Jesús, se ve necesario poner por escrito las tradiciones que las diversas comunidades cristianas habían conservado fielmente (Lc 1, 1-4). Entre estas tradiciones destacan la tradición de Pedro, la de Santiago, la de Juan y la de Pablo.

Como es fácil notar, la orden de Jesús a los apóstoles no fue que escribieran, sino que predicaran el Evangelio para hacer discípulos (Mt 28, 18-20; Mc 16, 15; Hch 1, 8). Sólo algunos Apóstoles y sus más cercanos colaboradores sintieron la necesidad de redactar algún evangelio.

El evangelio según san Juan dice explícitamente:Jesús hizo en presencia de sus discípulos muchos más signos de los que han sido narrados en este libro. Estos han sido escritos para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios; y para que, creyendo, tengan en él vida eterna (Jn 20, 30-31).

san Lucas, discípulo y compañero de san Pablo, expresa así el porqué de la redacción de su evangelio:También yo he creído oportuno, después de haber investigado cuidadosamente todo lo sucedido desde el principio, escribirte una exposición ordenada, ilustre Teófilo, para que llegues a comprender la autenticidad de las enseñanzas que has recibido (Lc 1, 3-4).

Por eso, aunque Jesús eligió a Doce Apóstoles, hay en el Nuevo Testamento sólo cuatro evangelios.

Fuente: Aleteia