Viernes 4º de Pascua (B)

Lectura del santo evangelio según san Juan (14,1-6):

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No se turbe vuestro corazón, creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no, os lo habría dicho, porque me voy a prepararos un lugar. Cuando vaya y os prepare un lugar, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino».
Tomás le dice:
«Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?».
Jesús le responde:
«Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí».

Comentario

Yo soy el camino

«Ya sabéis el camino», dice el Señor. Y Tomás, el incrédulo, el que duda como nosotros dudamos en cualquier momento de debilidad, revela su desconcierto que es también el nuestro: «¿Cómo podemos saber el camino?».  La pregunta revela una desazonadora cuestión teleológica: Jesús es a la vez meta y trayecto y se hace imprescindible transitar a su través para llegar a la plenitud que representa. Tomás lo dice a su manera: «Señor, no sabemos adónde vas». Pero en el fondo, era el discípulo incrédulo el que no sabía dónde iba, era él quien se encontraba perdido. Como a menudo nos pasa a nosotros mismos. Cristo es el camino, no hay otro para llegar hasta él. Los demás son atajos que no llevan a ninguna parte. A ninguna.

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