Jueves 1º de Adviento (C)

Lectura del santo evangelio según san Mateo (7,21.24-27):

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No todo el que me dice “Señor, Señor” entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca.
El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se derrumbó. Y su ruina fue grande».

Comentario

Casa fuerte

Fundada sobre roca. Los geotécnicos le llaman margas azules, que es donde anclan las pantallas de hormigón de las cimentaciones. En los terrenos aluviales, como Sevilla entera, resulta más difícil ahondar para encontrar la roca, la misma de la que habla el profeta Isaías en la primera lectura. En el salmo recitamos a Dios como Roca, refugio, baluarte, alcázar… fundado sobre piedra y no sobre arena. Las palabras son arena que no compacta y se escurre con la riada. Las obras de misericordia -«el que las pone en práctica»- son la roca sobre la que afianzar nuestra fe para no ser como el hombre necio. ¡Qué difícil resulta levantar la casa sobre roca en esos sedimentos aluviales donde todo parece de boquilla!

 

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