San Buenaventura, obispo y doctor de la iglesia (A)

Lectura del santo evangelio según San Mateo (11, 25-27)

En aquel momento tomó la palabra Jesús y dijo: «Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar».

Comentario

Se las has revelado a los pequeños

Todo el afán por el conocimiento y la sabiduría vale de poco para conocer y saber de Dios. Porque la sabiduría del hombre engendra autosuficiencia, soberbia (aunque la llamemos intelectual para disimular) y confianza en las propias fuerzas. Pero todos los laboratorios, científicos e investigaciones no han bastado para atisbar la pandemia del nuevo coronavirus que se ha llevado por delante a más de medio millón de personas en todo el mundo. El conocimiento científico-técnico tiene sus límites y también sus carencias. El conocimiento de Dios, la intimidad con el buen Padre creador, desborda los unos y suple las otras. Hay que ser pequeño, con el corazón inocente como el de un niño, para acceder a esta suerte de conocimiento innato de Dios a través del Hijo, salvador. Sólo quien se acerca sin la petulancia del que cree saberlo todo sino con la humildad de quien quiere aprenderlo todo está en disposición de acceder a la revelación.

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