Santos Andrés Kim Taegon, presbítero, Pablo Chonh Hasang y compañeros, mártires, memoria obligatoria (A

Lectura del santo Evangelio según san Lucas (7, 31-35)

«¿A quién, pues, compararé los hombres de esta generación? ¿A quién son semejantes? Se asemejan a unos niños, sentados en la plaza, que gritan a otros aquello de: “Hemos tocado la flauta y no habéis bailado, hemos entonado lamentaciones y no habéis llorado”. Porque vino Juan el Bautista, que ni come pan ni bebe vino, y decís: “Tiene un demonio”; vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís: “Mirad qué hombre más comilón y borracho, amigo de publicanos y pecadores”. Sin embargo, todos los hijos de la sabiduría le han dado la razón».

Hemos tocado y no habéis bailado, hemos entonado lamentaciones, y no habéis llorado

Jesús exalta a Juan el Bautista, contra quienes los judíos de su tiempo habían mostrado una actitud implacable porque el ayuno y el bautismo de conversión que proponía les parecía insoportables. Pero en seguida, vira el razonamiento a la enemiga que le muestran también a él, que no ayuna ni bautiza pero predica un reino de Dios todavía más radical que el del Bautista. En cualquier caso, en ayunas o en comilonas quiere decir que es el mensaje el que rechazaron, la predicación misma y no las circunstancias en que se desarrolló. Los niños de la parábola rechazan conmoverse, dejar abierto el corazón para reír con los que ríen y llorar con los que lloran. ¿Quiénes son los hijos de la sabiduría de los que se habla en el último versículo de hoy? Son los santos, los que se han abierto al misterio de Dios y han obtenido la sabiduría que procede de él y sin la cual hasta los más eximios hombres son tenidos por nada.

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