Lectura del santo Evangelio según Mateo (7, 6. 12-14)
No deis lo santo a los perros, ni les echéis vuestras perlas a los cerdos; no sea que las pisoteen con sus patas y después se revuelvan para destrozaros.
Así, pues, todo lo que queráis que haga la gente con vosotros, hacedlo vosotros con ella; pues esta es la Ley y los Profetas. Entrad por la puerta estrecha. Porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos entran por ellos. ¡Qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que lleva a la vida! Y pocos dan con ellos.
Comentario
Entrad por la puerta estrecha
La disciplina del arcano insiste en no ofrecer a los no iniciados lo santo de la Palabra ni las perlas sacramentales que confieren gracia. Porque no saben apreciarlo. Durante los primeros siglos, la Iglesia tuvo especial cuidado de quién recibía sus enseñanzas para que no se tergiversaran ni se corrompieran con un entendimiento contrario a lo que predicaba. La mistagogía venía en ayuda de los catecúmenos para instruirlos en el secreto de los sacramentos que habían recibido, como una explicación coherente y fundada de la acción salvífica desplegada con los símbolos y los ritos litúrgicos. Es a esto a lo que se refiere el pasaje del Evangelio de la jornada, pero no en contradicción con el mandato evangélico de proclamar la Buena Noticia y bautizar a todos los pueblos, sino reafirmando el celo que debe dominar cualquier evangelización. Es demasiado valioso lo que traemos en vasijas de barro como para malbaratar dándolo a quienes no van a saber acogerlo porque insisten en pasar por la puerta ancha que reclama el mundo en vez de por la puerta estrecha a que conduce la imitación de Cristo.