San Marcos evangelista (A)

Lectura del santo evangelio según San Marcos (16, 15-20)

Y les dijo: «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado. A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos».

Después de hablarles, el Señor Jesús fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos se fueron a predicar por todas partes y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban.

Comentario

«Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación»

     Así comienza el relato del Evangelio que nos ofrece la liturgia de la Palabra en esta fiesta de San Marcos, evangelista. Y curiosamente, este año, cuando están casi todos los templos cerrados, cuando desalojan alguna catedral durante los oficios, cuando las personas están «encerradas» en casa, con una fuerza enorme ha salido la Iglesia a las plazas y calles, de los areópagos de las redes sociales, para anunciar con fuerza a toda la creación el Evangelio.
     Desde primera hora la Iglesia ha usado, correctamente, las redes sociales para la tarea evangelizadora. Muchas veces hemos oído decir que si San Pablo hubiese vivido en la era digital habría sido un gran internauta para anunciar, «a tiempo y a destiempo», la Buena Noticia de Jesucristo Crucificado y Resucitado. Ahora, a raíz del confinamiento doméstico impuesto por la pandemia, se multiplican en las redes sociales oraciones, textos evangélicos, reflexiones, homilías y celebraciones en streaming.
     Se ha «viralizado», como nunca, el uso de la tecnología al servicio del Evangelio y es precioso leer infinidad de comentarios, agradecidos, por esta presencia de la Iglesia y del mensaje de Jesucristo entrando en los hogares. El Evangelio que se proclama, también se hace vida en tantas personas que, movidas por su fe, se ofrecen a vecinos y desconocidos para prestar algún servicio, alguna ayuda. Monjas contemplativas que desde sus Monasterios ofrecen su trabajo haciendo mascarillas, Hermandades que reinventan las estaciones de penitencia para aliviar la soledad, el dolor o la pobreza, instituciones eclesiales que ofrecen espacios de acogida…
     No se trata de hacer una larga lista para buscar un aplauso o reconocimiento, sólo se trata de responder, de la mejor manera que se sabe o se puede, al mandato de Jesús Resucitado: «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio».

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