Viernes de la 3ª semana de Pascua (A)

Lectura del santo Evangelio según san Juan (6, 52-59)

Disputaban los judíos entre sí: «¿Cómo puede este darnos a comer su carne?». Entonces Jesús les dijo: «En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. Como el Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre, así, del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Este es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre».

Esto lo dijo Jesús en la sinagoga, cuando enseñaba en Cafarnaún

Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida

Concluye el discurso del pan de Vida que hemos venido escuchando esta semana con una abierta reivindicación del alimento eucarístico por parte de Jesús: «Mi carne es verdadera carne y mi sangre es verdadera bebida». El mensaje escandaliza a los judíos, a los que no les cabe en la cabeza que alguien se pueda dar en alimento a los demás. Es el misterio de la donación gratuita que supone la Eucaristía, en definitiva el misterio eucarístico en el que no acertamos a comprender cómo el cuerpo y la sangre de Jesús se nos presentan bajo las especies eucarísticas tras la fórmula consacratoria y la epíclesis del Espíritu Santo sobre las ofrendas. Jesús se proclama a sí mismo como el pan que ha bajado del cielo, enlazando esta imagen con la del maná tan presente en la historia de salvación del pueblo de Israel. También el pan de la eucaristía hay que recogerlo cada día y nadie puede acaparar o tomarlo para otro, sino solo para sí mismo. Pero así como el maná era corruptible y alimentaba para pasar el desierto, el pan de Vida que amorosamente se nos dona en cada eucaristía es incorruptible y es viático para pasar por este valle de lágrimas camino de la gloria eterna.

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