Sábado de la 7ma semana de Pascua (A)

Lectura del santo evangelio según San Juan (21, 20-25)

Pedro, volviéndose, vio que les seguía el discípulo a quien Jesús amaba, el mismo que en la cena se había apoyado en su pecho y le había preguntado: «Señor, ¿quién es el que te va a entregar?». Al verlo, Pedro dice a Jesús: «Señor, y este, ¿qué?». Jesús le contesta: «Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué? Tú sígueme». Entonces se empezó a correr entre los hermanos el rumor de que ese discípulo no moriría. Pero no le dijo Jesús que no moriría, sino: «Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué?».

Este es el discípulo que da testimonio de todo esto y lo ha escrito; y nosotros sabemos que su testimonio es verdadero.

Muchas otras cosas hizo Jesús. Si se escribieran una por una, pienso que ni el mundo entero podría contener los libros que habría que escribir.

Comentario:

«Tú sígueme»

     Pedro va caminando y conversando con Jesús y al volver la cabeza ve que los sigue el discípulo amado. Intrigado preguntó a Jesús «y éste ¿qué?». El Señor le podía haber respondido con una pregunta graciosa: «¿qué de qué?»
     ¿Por qué a los hombres nos inquieta o preocupa tanto lo que hacen los demás? ¿Acaso no es lo mejor estar atento a lo que uno mismo? ¿A dónde caminas, cómo caminas, con quién caminas? Son las preguntas que debemos hacernos, antes que estar preocupados de hacia dónde, cómo o con quién caminan los demás.
     Pedro va con quien quiere caminar, con Jesucristo que le ha preguntado por tres veces si le ama, y a cada respuesta positiva le ha encomendado el cuidado de su rebaño. El discípulo que viene detrás es el que amaba tanto a Jesús, y ese caminar tras sus huellas es también profesión de fe. No le ha preguntado Jesús ni él ha tenido que responder pero va detrás. Jesús afirma que quiere que se quede hasta que Él vuelva. Y este es el camino del discipulado, seguir a Jesús y permanecer en su seguimiento.
     El mismo discípulo tiene que aclarar que Jesús no dijo que no moriría sino que si quiere que permanezca en su seguimiento ¿qué?. También somos muy dados a crear fábulas e inventar leyendas imaginando que el Señor dice o hace cosas fantásticas, porque parece que así todo es más misterioso y atrayente, mientras que el Señor nos enseña a no fantasear la realidad sino a vivir con intensidad todos los acontecimientos como hijos de Dios, descubriendo su amor misericordioso y dando testimonio de nuestra fe. Siempre siguiendo a Jesús con fidelidad, permaneciendo firmes en la fe.

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