¿Qué es lo bueno del ayuno según Benedicto XVI?

El ayuno es una disciplina de Cuaresma que la mayoría de nosotros no disfrutamos o abrazamos por completo. No nos gusta sentir dolores de hambre y preferimos llenar ese vacío con comida rica y deliciosa.

Sin embargo, el ayuno es una disciplina espiritual importante que puede ayudarnos a ser menos egoístas y más abiertos a otras personas.

El papa Benedicto XVI destacó este aspecto del ayuno en en mensaje de Cuaresma:

«El ayuno, que puede tener distintas motivaciones, adquiere para el cristiano un significado profundamente religioso: haciendo más pobre nuestra mesa aprendemos a superar el egoísmo para vivir en la lógica del don y del amor; soportando la privación de alguna cosa —y no sólo de lo superfluo— aprendemos a apartar la mirada de nuestro «yo», para descubrir a Alguien a nuestro lado y reconocer a Dios en los rostros de tantos de nuestros hermanos. Para el cristiano el ayuno no tiene nada de intimista, sino que abre mayormente a Dios y a las necesidades de los hombres, y hace que el amor a Dios sea también amor al prójimo (cf. Mc 12, 31).

Es tentador pensar en el ayuno como algo opresivo y completamente innecesario, pero puede tener un efecto espiritual sorprendente si lo aceptamos por completo.

La clave es dejar que el ayuno nos abra los ojos a los pobres entre nosotros y reconocer cuánto nos ha dado Dios.

Esta comprensión debería inspirarnos a servir a los pobres en nuestra comunidad local y hacer lo que podamos para retribuir a los menos afortunados.

Siempre que ayunemos durante la Cuaresma (o en otras épocas del año), permitamos que la gracia de Dios penetre en nuestros corazones y nos ayude a ser menos egoístas en nuestras vidas.