“El adorador va en busca de Cristo vivo”

Alcalá de Guadaíra (1977)
Casado y padre de dos hijos
Historiador del Arte
Docente en el colegio salesiano de Alcalá de Guadaíra

 

David ha sido recientemente elegido hermano mayor de la hermandad sacramental de la Borriquita de Alcalá de Guadaíra, a la que ha estado vinculado desde su nacimiento. Además, ha pertenecido a la junta permanente del Consejo General de Hermandades de la misma localidad, así como a las juntas de gobierno de la Archicofradía de María Auxiliadora y de la hermandad de la Virgen del Águila.

El 26 de mayo pronunció la XIV exaltación eucarística en el alcalareño monasterio de Santa Clara, poseedor de “una profunda espiritualidad eucarística transmitida por sus mayores”.

“Si cada vez nuestra sociedad está más secularizada, afortunadamente en el caso de Alcalá aún perdura un fuerte sentido religioso. El papel de nuestras hermandades y los cofrades que las componemos, hemos de ser defensa de la doctrina de la Iglesia en el momento que nos ha tocado vivir, dando ejemplo con nuestra vida. El cristiano debe ser instrumento de evangelización”, afirma.

Jesús, pan de vida

“Jesús se hace alimento. Es el gran regalo que nos ha dejado y sin el que no podemos vivir, teniendo la oportunidad y suerte de alimentarnos de Él. Debemos dar gracias al Padre que aceptó el sacrificio de su Hijo y nos concedió el don y la gracia de la salvación”, expresa David.

La adoración al Santísimo a la que suele acudir todos los jueves, “es propicia para compartir mis cosas con Él, encontrarme conmigo mismo y recargar pilas para toda la semana”.

Por tanto, “el adorador tiene que hacer el esfuerzo de ir en busca de Cristo vivo resucitado, presente en la hostia para experimentar su amor perfecto e inconmensurable”.

Durante la exaltación a la Eucaristía, ha intentado meditar sobre el sentido del sacramento en la actualidad, “sabiendo que cada uno de nosotros se encuentra en el corazón de Dios, siendo el mismo Jesús sacramentado el que nos tiende la mano y nos habla para escucharlo. Nuestra fe como cristianos no tendría sentido si no comprendemos el misterio eucarístico en el que nos unimos a Cristo y a nuestros hermanos”.

Misterio de amor

David expresa que las hermandades están llenas de jóvenes que van buscando a Dios y a su Madre, “pero les diría que no se queden en lo exterior: limpieza de enseres, montajes de altares, petaladas. Deben formarse y solo así conseguirán acercarse cada vez más al Señor y comprender el misterio eucarístico”.

En este sentido, “los jóvenes deben ver en la eucaristía un misterio que se ha de vivir plenamente. Solo así, serán capaces de transformar sus vidas aportando lo mejor de sí a los demás”.

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