El bazar de las sorpresas

Ernst Lubitsch ha pasado a la historia del cine como uno de los mejores directores de comedia de todos los tiempos. Nacido en Berlín en 1892, llegó a los Estados Unidos en 1930 de la mano de la actriz Mary Pickford, conocedora del prestigio que Lubistsch había adquirido como cineasta en su Alemania natal. Un traslado providencial, porque era judío y cinco años después los nazis llegaban al poder. Lograda la nacionalidad norteamericana, aplicó su talento al servicio de una brillante carrera cinematográfica.

Maestro de cineastas como Billy Wilder, ingenioso guionista y experto en el arte de sugerir sin mostrar (el famoso ‘toque Lubitsch’), su extensa filmografía cuenta con tres míticas películas que forman parte de la cultura general de todo buen aficionado al séptimo arte: “Ninotchka” (1939), “El bazar de las sorpresas” (1940) y “Ser o no ser” (1942).

Margaret Sullavan y James Stewart son los protagonistas de “El bazar de las sorpresas”, filme al que homenajeamos en estas líneas. Klara (Sullavan) y Alfred (Stewart) son dos empleados de un bazar en Budapest. Aunque ciegamente enamorados por correo postal (eran otros tiempos), no se reconocen en la tienda; es más, sus relaciones profesionales, no parecen muy cordiales. Partiendo de este enredo argumental, la mano sabia de Lubitsch supo poner encanto a unas imágenes que traducían el buen guion de Samson Raphaelson. Divertida, ágil y llena de buenos sentimientos, está magníficamente interpretada por la pareja principal y por unos secundarios que no le van a la zaga.

Lubitsch falleció en 1947, con tan solo 55 años. Billy Wilder y el escritor Charles Brackett redactaron entonces una necrológica en la que entre, otras cosas, escribían: “Mucha gente buena estudió con él; han intentado imitarlo, pero siempre ha permanecido inalcanzable. Él era la mano que movía cuidadosamente una pluma recorriéndonos el espinazo”. El día del entierro, al salir del cementerio, Brackett le dijo sombrío a Wilder: Se acabó Lubitsch. A lo que Wilder respondió: Todavía peor, se acabaron las películas de Lubitsch.

En 1998 Nora Ephron dirigió un remake modernizado de “El bazar de las sorpresas”, con Meg Ryan y Tom Hanks en los papeles centrales. La película se tituló en español “Tienes un e-mail” y fue un éxito de taquilla. Se trata de una cinta simpática, que animó a muchos espectadores a revisar la versión original de 1940 y a descubrirla como lo que es: una verdadera obra maestra.

Juan Jesús de Cózar