El día de San Joaquín y Santa Ana la iglesia celebra el día de los abuelos y con fidelidad de siglos, Triana regresa a la fuente de su historia para rezar sus gozos y pedirle salud y alegría; la misa de los abuelos es una preciosa ocasión para presentarle las esperanzas de los mayores, para caminar a su paso y darles su lugar activo en la vida parroquial, para mantener su ilusión permanentemente renovada
Somos los miembros más numerosos de la comunidad parroquial en la que colaboramos sin excusas ni complejos y para eso debemos cuidarnos pero también dejarnos cuidar con la humildad del agradecimiento y la libertad de saber vivir el arte de la vida que no es apurarla hasta el límite de nuestras fuerzas, ni regatear los achaques aparentando lo que no somos, ni despreciar el bastón por el absurdo empecinamiento de no querer andar al paso de nuestros años. El arte de la vida es saber caminar a nuestro paso, despertar sabiendo que cada día es tan nuevo como el primero y dormirnos en el sueño de que mañana amanecerá otro milagro que sólo tendrá veinticuatro horas. El arte de vivir es no dejar de ser yo, no confundirme en el montón; continuar comiendo mi comida cotidiana, escasa tal vez, pero mía propia, sin que nadie me imponga su alimento.
Y completados los años de mi vida que ésta siga siendo mía, que nadie me la expropie y paladearla lentamente recreándome en el adagio final de mi existencia, allí donde se juntan todos los acordes que he vivido, que yo sabré hacer sonar cada instrumento, pronunciar sin prisas sus sonidos y vivir el último movimiento de mis días, lento, tranquilo y confiado en la armonía y la paz de mi esperanza.
José María Rubio Rubio