Kate & Leopold

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El cineasta neoyorkino James Mangold cuenta con una interesante filmografía, que le ha permitido ir escalando puestos en el ranking de los directores más cotizados en Hollywood. Buena prueba de ello es que Steven Spielberg le haya encomendado la dirección de “Indiana Jones y el dial del destino”, película reseñada en el anterior número de esta revista. Y, con cinco años de antelación, su nombre ya figura como responsable de “Star Wars: Dawn of the Jedi”, la siguiente entrega de la saga cuyo estreno está previsto para 2028.

El mejor trabajo de Mangold hasta la fecha es, probablemente, “Le Mans ‘66” (2019), que también tuvo su eco en esta sección. Y desde luego alcanzó el notable con “El tren de las 3:10” (2007), remake del magnífico filme homónimo de 1957. Entre sus obras menores destacamos una que refrescaremos en estas líneas por su simpatía y elegancia: “Kate & Leopold” (2001).

Protagonizada por Meg Ryan y Hugh Jackman, la cinta es un cuento de hadas moderno, que parte de un supuesto racionalmente imposible pero aceptable en el ámbito de la fantasía. Leopold (Jackman), tercer Duque de Albany, vive en la Nueva York de 1876. Apuesto y encantador, su tío pretende casarle con una rica y feucha heredera como solución para paliar sus deudas económicas. Interesado por la cultura y los avances científicos, Leopold es transportado accidentalmente a través de una brecha temporal hasta el Nueva York de 2001. Allí se topará con Kate, un agresiva ejecutiva de marketing que, a pesar de su juventud, parece estar de vuelta de todo y afirma que vive en “una isla, conectada con los demás por puentes que nunca me atrevo a cruzar”.

A Mangold le gusta plantear en sus películas la colisión entre individualidades aparentemente antagónicas, almas solitarias y algo atormentadas a las que la vida les exige un sacrificio personal. Solo que, en este caso, el tono de comedia romántica domina casi todo el metraje y los mensajes fluyen de forma amable y sin estridencias. Con un guion algo previsible pero bien trabajado por el propio director junto a Steven Rogers, los diálogos están cargados de referencias a la integridad moral, al compromiso en el amor y a las buenas maneras, frente al cinismo, el hedonismo y la vulgaridad. Y todo salpicado con eficaces golpes de humor.

Redondea el conjunto una estupenda canción de Sting titulada “Until”, que ganó el Globo de Oro y fue nominada al Oscar. Queda así un filme muy agradable y con suficientes atractivos para el público juvenil y adulto.

Juan Jesús de Cózar

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