¿Las almas del purgatorio son almas en pena?

Jesús vino a traer la Buena Noticia del Reino de los Cielos y habló del Purgatorio que era conocido ya en la fe judía, como se puede ver en el libro de los Macabeos (2 Mc 12, 39-45), que explica cómo se oraba y se hacían sacrificios por los muertos en pecado.

La Iglesia siempre ha creído en eso: Jesús dijo en Lc 12, 58-59: Mientras vas donde las autoridades con tu adversario, aprovecha la caminata para reconciliarte con él, no sea que te arrastre ante el juez y el juez te entregue al carcelero, y el carcelero te encierre en la cárcel. Yo te aseguro que no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último centavo”.

Cuando Jesús habla del Infierno, siempre dice “allí será el llanto y el crujir de dientes” o “nunca lo dejará” para demostrar que de allá el alma no sale más; cuando habla del Purgatorio, no dice eso.

San Pablo dice, en 1Co 3,10, que unos hacen sus obras con materiales resistentes al fuego y otros con paja, o sea unos con devoción y amor, otros en la tibieza o pereza; dice que ambos se salvarán, pero que el segundo recibirá una pena, que no es el infierno, pero “se salvará, pero como a través del fuego”.

“En lo que concierne a ciertas faltas leves, debe creerse que existe antes del juicio un fuego purificador” – San Leon Magno, 604 d.C. Mira si no es por pura bondad: Él sólo nos juzga después de purificados.

Esas almas ya no pueden rezar por sí mismas, como explica el libro de los Macabeos, pero pueden recibir nuestros ruegos por ellas.

Son almas que son queridas por Jesús, están pagando lo que deben a la justicia divina. Son almas que no deben ser olvidadas.

Fuente: Aleteia