Santa Teresa Benedicta de la Cruz, virgen y mártir, patrona de Europa (C)

Lectura del santo Evangelio según Mateo (25, 1-13)

«Entonces se parecerá el reino de los cielos a diez vírgenes que tomaron sus lámparas y salieron al encuentro del esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco eran prudentes. Las necias, al tomar las lámparas, no se proveyeron de aceite; en cambio, las prudentes se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas. El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó una voz: “¡Que llega el esposo, salid a su encuentro!”. Entonces se despertaron todas aquellas vírgenes y se pusieron a preparar sus lámparas. Y las necias dijeron a las prudentes: “Dadnos de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas”. Pero las prudentes contestaron: “Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis”. Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta. Más tarde llegaron también las otras vírgenes, diciendo: “Señor, señor, ábrenos”. Pero él respondió: “En verdad os digo que no os conozco”. Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora».

Comentario

Ni el día ni la hora
La parábola de las vírgenes necias y las prudentes festeja la memoria de Santa Teresa Benedicta de la Cruz, patrona de Europa y ella misma víctima de la persecución religiosa en el continente.  La actitud del cristiano invita a estar alerta, permanentemente dispuesto para partir hacia la patria celestial. Tener la lámpara con aceite implica una actitud vigilante hacia la propia vida.

 

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