Miércoles de la 10ª Semana (C)

Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,17-19):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No creáis que he venido a abolir la Ley y los profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud. Os aseguro que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la Ley. El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes, y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos. Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el Reino de los Cielos.»

Comentario

No he venido a abolir

La relación entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, entre la Antigua y la Nueva Alianza, es siempre complicada de entender. Porque lo más sencillo hubiera sido echar por tierra todos los preceptos que contenía la ley mosaica e inaugurar una nueva norma presidida por la misericordia que Jesús viene a señalar como viga maestra de su predicación. Pero Jesús no viene a abolir, sino a dar plenitud. Que es tanto como decir que la Nueva Alianza no va a estar presidida por el limitado concepto de cumplimiento de una letra sino por un nuevo espíritu -de libertad y de amor- que supera lo que dictan las normas. Y esa invitación contenida en el Evangelio de hoy nos sigue interpelando a nosotros, seguidores de Cristo dos mil años después de su Encarnación. Porque demasiadas veces estamos atados al cumplimiento de un precepto, a una determinada manera de entender la fe que ahoga la libertad en el amor que Jesús predicó y que nos dejó como el mayor tesoro.

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