Martes de la 11ª Semana (C)

Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,43-48):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo: “Amarás a tu prójimo” y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto.»

Comentario

Amad a vuestros enemigos
Esas vías de tren de la foto conducen a la entrada del campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau, el mismo lugar donde el Papa Benedicto XVI, alemán, llegó a preguntarse dónde estaba Dios cuando el Mal sin paliativos se encarnó en aquella industria de la muerte. Pero entre las traviesas por las que transitaban los trenes cargados de personas conducidos a una muerte atroz, alguien ha dejado caer una rosa. Jesús les propone a sus discípulos un mensaje subversivo: no amar a los amigos, sino a los enemigos. Ese planteamiento subvierte todas las normas y todos los preceptos que la humanidad se había dato hasta entonces porque lleva el mandamiento del amor más allá de lo que humanamente es imaginable. Movido por la imitación del Padre celestial, que hace salir el sol sobre malos y buenos y manda la lluvia sobre justos e injustos. No hace falta atravesar el portalón de Auschwitz para darse cuenta de que sólo el amor hará que broten las flores del Bien entre las traviesas que conducen al Mal.

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