Miércoles de la 11ª Semana (C)

Lectura del santo evangelio según san Mateo (6,1-6.16-18):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario, no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no vayas tocando la trompeta por delante, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres; os aseguro que ya han recibido su paga. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo pagará. Cuando recéis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta rezar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vea la gente. Os aseguro que ya han recibido su paga. Tú, cuando vayas a rezar, entra en tu aposento, cierra la puerta y reza a tu Padre, que está en lo escondido, y tu Padre, que ve en lo escondido, te lo pagará. Cuando ayunéis, no andéis cabizbajos, como los hipócritas que desfiguran su cara para hacer ver a la gente que ayunan. Os aseguro que ya han recibido su paga. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no la gente, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará.»


Comentario

Te recompensará

Buscamos recompensas. Constantemente. También los apóstoles, también los publicanos de tiempos de Jesús, también los hipócritas de cualquier época. Las limosnas, las oraciones, los ayunos, todas las prácticas de piedad… ¿no son sino compulsiva búsqueda de recompensa? El reconocimiento, los honores, los halagos, las palabras de ánimo, las palmaditas en la espalda, todo eso que nos satisface y ¿nos colma? Jesús alerta a los suyos -que es tanto como decir, nosotros mismos- de que no se dejen llevar por recompensas de aquí abajo, sino que aspiren a la recompensa del Padre celestial. Porque no hay mayor recompensa que su Reino, construirlo y trabajar por él.

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