Sábado de la 34ª semana del Tiempo Ordinario (A)

Lectura del santo evangelio según San Lucas (21, 34-36)

«Tened cuidado de vosotros, no sea que se emboten vuestros corazones con juergas, borracheras y las inquietudes de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra. Estad, pues, despiertos en todo tiempo, pidiendo que podáis escapar de todo lo que está por suceder y manteneros en pie ante el Hijo del hombre».

Comentario

«… y manteneos en pie ante el Hijo del Hombre»

     Siempre se ha dicho que «el vino agacha» y Dios nos quiere a los hombres en pie, con dignidad. El Señor nos pide que estemos atentos para mantenernos en pie ante el Hijo del Hombre.
      Por eso, Jesucristo nos advierte que no se embote la mente con el vicio, la bebida y la preocupación del dinero. Nada de vivir encorvados sobre nosotros mismos, ensimismados en nuestras cosas y sin mirar lo hay alrededor. Lo que sería estar vuelto sobre uno mismo, y que puede llevar por arriba al orgullo o por abajo al victimismo.  Tampoco nos quiere encorvados bajo las cosas de este mundo, como esclavos de lo mundano, del dinero que obsesiona y se apodera del corazón.
     Para que no se embote la mente habrá que tener un juicio crítico, siendo objetivos y no dejándonos llevar por cosas que aparecen como buenas o deseables y que acaban quitándonos la paz y perturbando nuestro ser al desviarnos del proyecto que Dios tiene para nosotros.
     Hay que estar despiertos para no dejar que nada nos vicie, que nada nos desvíe de lo que somos y de para qué somos. Por lo que hay que pedir fuerza para escapar de toda tentación que nos agache, que deteriore nuestra dignidad como hijos de Dios para poder mantenernos en pie ante el Hijo del Hombre.
     Estamos en puertas del Tiempo de Adviento, un Adviento especial por la pandemia que sufrimos desde hace muchos meses. No dejemos que se embote nuestra mente con falacias sociales ni con estrategias políticas, estando bien despiertos para descubrir a Jesucristo en medio de tantas dificultades, pidiendo fuerza para no caer en ninguna trampa y mantenernos en pie ante Él, cuando venga.

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