Tres palabras claves que van de la mano con el Adviento

Iniciamos el tiempo de adviento, donde  preparamos nuestro corazón para recibir a Dios hecho hombre.

Acá te presentamos tres palabras claves para este tiempo, la oración, la pobreza y la paciencia que deben convertirse en nuestras guías hacia la Navidad.

1.ORACIÓN

Primero y siempre. En familia e individualmente, dedica más tiempo a la oración durante estas cuatro semanas que nos separan de Navidad. Es posible para todo el mundo: cada uno tiene que ver el modo. Pidamos a la Virgen que nos ayude con ello, ella que vivió un “Adviento” de nueve meses, de la Anunciación a la Natividad: no dudemos en rezar el rosario, oración por excelencia de pequeños y pobres. Meditemos los pasajes de la Palabra de Dios que la Iglesia nos da a entender a lo largo del Adviento. Retomemos, durante la oración familiar, por ejemplo, los salmos que hablan de la espera y la Esperanza del pueblo de Dios.

2.POBREZA

No hay más que mirar el portal de Belén y la sencillez de los pastores que, en primer lugar, fueron invitados a reconocer al Mesías, para comprender que hace falta un corazón de pobre para comenzar a entrar en el misterio de la Navidad. Eso implica liberarnos de nuestras riquezas: todos las tenemos, tanto a los cuatro años como a los cincuenta, y no necesariamente valen su peso en oro, pero sí son un obstáculo entre Dios y nosotros. El Adviento es un tiempo de despojo.

3.PACIENCIA

Durante el Adviento, estamos invitados a meditar la larga espera del Pueblo elegido que, durante milenios, deseó la venida del Mesías. El Antiguo Testamento nos recuerda que “el Señor es paciente” y misericordioso, infinitamente: su pueblo (como cada uno de nosotros) puede darle mil razones para renunciar a su proyecto de amor, que Dios no dice nunca: “¿De qué sirve esto? ¡Es una pérdida de tiempo!”. La paciencia se aprende cada día, cuando sé aceptar con calma y alegría los obstáculos, los retrasos y los contratiempos, cuando acepto caminar a un paso un poco más lento, cuando abandono en las manos de Dios toda angustia y todo temor por el futuro para vivir plenamente el instante presente.

¡Así que dediquemos tiempo a preparar bien la Navidad!

Fuente: Aleteia