Ya hemos hablado, en este blog, de los abuelos, esa figura esencial siempre en la vida de la familia, y hoy quizás más que nunca debido al tipo de sociedad que se ha generado. Recorro con frecuencia esta ciudad, y también otras ciudades, de aquí y allá, por motivos profesionales y también porque me gusta la vida de la calle, la vida real de las personas. Siempre he visto abundancia de abuelos y abuelas con sus nietos y nietas. Quizás ahora, que soy abuelo, he incorporado algún matiz más a mis apreciaciones. Este es un blog del Arzobispado de Sevilla y, por ello, debo hablar de los abuelos de Jesús de Nazaret. Los abuelos maternos de Jesús fueron san Joaquín y santa Ana, y que tienen su mayor fuente de información en un evangelio apócrifo, es decir no canónico, en el Protoevangelio de Santiago. Por parte de José, Jacob fue su abuelo, de acuerdo con las Sagradas Escrituras: “…y Jacob engendró a José, marido de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo” (Evangelio según san Mateo (1,17). Sin embargo hay discrepancia entre los Evangelios de Mateo y Lucas. En el árbol genealógico de Mateo, el abuelo de Jesús se llamaría Jacob (Mt. 1, 17), en el de Lucas (Lc. 3, 23-38), su nombre sería Helí. Diferentes textos de exégesis escriturística dan explicaciones a este hecho. Lo importante es, con seguridad destacar el papel que tuvieron los abuelos de Jesús en la formación de José y María, preparándolos para su papel en los años siguientes. Jesús no parece que tuviese contacto con sus abuelos y su educación y cuidados terrenales recayeron sobre sus padres, José y María, en la tierra de Palestina. Al hablar de Palestina me resulta imposible no llamar la atención sobre cuántos abuelos y abuelas habrán muerto en la sangrienta e injusta guerra que lleva a cabo el estado de Israel. ¿Cuántos abuelos y abuelas habrá entre los más de 30.000 muertos de esta guerra? Consentido con un silencia cómplice, cuando no con una actitud colaboracionista, de muchos países. También quiero recordar a los abuelos y abuelas ucranianos muertos en una incomprensible guerra en Europa. También quiero tener un recuerdo en este post también para loa abuelos que viven las emigraciones con sus nietos, sufriendo recorridos inmensos y peligrosos buscando una actitud misericordiosa que no encuentran. Quizás es menos probable que los niños y niños no disfruten de sus bisabuelos y bisabuelas, también quiero recordarlos aquí, al inicio de la primavera, con ternura.
Habría que escribir mucho sobre la Importancia del papel de los abuelos en la sociedad actual en este mundo desarrollado que tenemos en el marco de nuestra cultura occidental impregnada de globalización y tecnología. Alex Haley, escritor norteamericano dijo: “Nadie puede hacer por los niños lo que hacen los abuelos: Salpican una especie de polvo de estrellas sobre sus vidas”. Fernando Rosendo ha escrito: “Los abuelos son un pilar fundamental en las familias. Suelen ser el eslabón más longevo de la cadena familiar, poseyendo una experiencia y conocimiento muy extenso. Son un gran apoyo para los padres y los mejores confidentes de sus nietos”.
Quiero tener aquí un agradecimiento a los abuelos de mi nieto, José Manuel y Concha, y a mi esposa, la otra abuela de mi nieto, por el inmenso amor que profesan al tesoro que Dios nos ha dado. Sobre el papel de los abuelos volveremos, y reivindicaremos su esencialidad en la sociedad actual.
Manuel Enrique Figueroa Clemente