FERNANDO RIELO EN SEVILLA (2). LA MISIONERA IDENTE SIMBOLIZADA EN UNA FLOR DE LOTO

Para la comunidad idente de Sevilla 1972 fue un año bendecido por la presencia de su fundador Fernando Rielo. Cuatro viajes realizados a la capital hispalense donde crecían las vocaciones, algunas de las cuales aún perduran, fueron ocasión también para visitar a la numerosa comunidad idente gaditana que o bien se trasladaba a Sevilla o era la comunidad hispalense la que viajaba a Cádiz. Por cercanía geográfica ese vínculo entre las dos fundaciones siempre se ha mantenido.

El 18 de febrero de este año 2022 que claudica se cumplió medio siglo de esta segunda visita que Fernando Rielo realizaba a Sevilla. Muchas cosas habían cambiado desde 1954 cuando puso sus pies en la capital por vez primera. En esta ocasión lo hacía como fundador, acompañado de varios misioneros y la alegría de conocer a la floreciente comunidad sevillana. Además, al pasar por Córdoba en la Mezquita había puesto un importante signo ecuménico, y con ese gozo llegaba. La cuestión es que el 19 de febrero, sábado, día dedicado a María, volvió al Parque de María Luisa. No fue por iniciativa suya en esta ocasión, sino que lo condujeron un grupo de misioneros ignorantes de lo sucedido en 1954.

Después de casi dieciocho años ni recordaba el lugar, ni el nombre del mismo. Pero conforme se adentraba en el Parque pasando por la Glorieta de Gustavo Adolfo Bécquer —por cierto “su gran poeta”, a quien consideraba “el mejor lírico español”—, al llegar al Estanque de los Lotos lo reconoció.Nuevamente se sentó en un banco evocando esa primera ocasión cuando contempló en el pétalo de la flor de loto lo que habría de ser el Instituto. Y se dijo: «Vamos a continuar; vamos a completar el signo». A ninguno de los que le acompañaban les dijo nada de lo que ocurrió en esta segunda visita. Lo hizo casi un mes más tarde en Madrid. Entonces se supo que al tiempo que había visto la conquista apostólica de Oriente ligada a María, había otorgado la venerabilidad, esto es un signo de honor, a la flor de loto simbolizada en las misioneras identes.

Era un signo muy hermoso, un tributo a sus hijas espirituales, ya que esta flor bella y humilde que crece en el agua más sucia y que, pese a ello, permanece incontaminada y llena de dulzura y encanto, flor sagrada en Oriente, servía también para poder cantar la pureza de la misionera idente, que, según dijo él, se convertía así en «la flor de loto del Instituto». Ellas son, ante todo, el reflejo de esta criatura creada por Dios: la flor; fueron sus palabras.

Para cantar este hecho, la divina Providencia había elegido Sevilla, tierra mariana, cuna del dogma de la Inmaculada Concepción, porque la honda y sentida fe y devoción de sus gentes las llevó a venerar de forma espontánea a María, como pura, limpia y llena de gracia desde el primer momento de su existencia.

Solamente añadir en esta segunda entrega del paso de Fernando Rielo por Sevilla que dentro de la tradición oral del Instituto Id de Cristo Redentor, misioneras y misioneros identes, quedaría también para su verificación la voluntad fundadora de considerar al Estanque de los lotos como lugar de meditación, especialmente en momentos relevantes de la vida institucional y de forma particular siempre que se presentasen dificultades en la vida espiritual. Además, Sevilla fue el lugar de donde partieron misioneros para evangelizar Oriente y también América, como el Fundador había vislumbrado.

Y seguimos caminando hacia el primer centenario de su nacimiento.

Isabel Orellana Vilches

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