La hora de la esperanza: el Kairós

La Facultad de Derecho de la Universidad de Sevilla, en colaboración con la Facultad de Teología San Isidoro, celebro la II Jornada sobre Derechos Humanos y Doctrina Social de la Iglesia.  El encuentro tuvo lugar en el salón de grados de la Facultad de Derecho de la Universidad Hispalense el pasado mes. La jornada contó con la intervención del sacerdote y profesor de Filosofía de la Facultad de Teología, José Joaquín Castellón, que pronunció una conferencia titulada El Dolor en la literatura, un acercamiento desde Gabriel Marcel.

La producción intelectual de Marcel (1889-1973), dramaturgo y filósofo francés, tiene dos vertientes fundamentales, el teatro y la filosofía; y un horizonte existencial: la fe cristiana.

Para Castellón, “la vida de la persona es temporal, histórica; la persona esperanzada sabe tener paciencia y esperar en la densidad de lo cotidiano, en la oscuridad de la rutina”. Pero hay momentos “en los que el amor nos pide la entrega de nuestra vida”. “Son momentos – afirma – en los que se nos concede entregarnos a la esperanza, entre la certeza y el misterio.  Por lo tanto, “el sufrimiento no es meramente algo sobrevenido, es el crisol de nuestro amor”. Cristiana, uno de los personajes de las obras de teatro de Marcel, llega a valorar la situación de angustia en la que vive como camino para vivir “el espíritu de la verdad”.

Don y tarea

Marcel consideraba que “por las brechas que en nosotros abre la desesperación es por donde el espíritu de humildad y el espíritu de caridad, también pueden penetrar para renovarnos en lo más profundo de nuestro ser”. Apunta también el autor francés en Homo Viator: “Vivir en el amor no depende de uno mismo; de la misma manera en la raíz de la esperanza hay algo que nos es literalmente ofrecido; la esperanza nos desvela que el fondo de nuestra vida personal es un don. Pero todo lo que se nos entrega como don, se nos ofrece también como tarea. Podemos no entregarnos a la esperanza como podemos negarnos al amor o degradarlo. Esos momentos son un don; en esos momentos se nos ofrece la oportunidad de vivir la comunión de manera radical. Son momentos de Kairós. El papel del Kairós parece ser el de dar a nuestra libertad la ocasión de ejercerse y desplegarse. Jesucristo llamó a su Kairós, «su hora», la hora en la que iba a ser glorificado por el Padre”.

Esperanza y desesperación ante el dolor

Durante su intervención, Joaquín Castellón manifestó que “el sufrimiento es el acontecimiento que pone a prueba toda esperanza. La cruz fue el acontecimiento donde se puso a prueba la esperanza de Jesús y sus seguidores. Ante la cruz la esperanza se desnuda de todas las expectativas de éxito. En ella Jesús abandona por completo su «yo» para ponerse absolutamente en manos del Padre. La cruz de Jesús es maestra de esperanza”. Sin embargo, “no ocurrió así con los discípulos, que se hundieron por completo y abandonaron, negaron o traicionaron a su Maestro. Ellos desesperaron y renunciaron a lo que eran; su desesperanza anticipaba la destrucción completa de la misión de Cristo. Su desesperanza adelantó, para ellos, su muerte”.

Esperanza cristiana

Advirtió Castellón que “el creyente tiene una tentación propia: vivir la esperanza religiosa a costa de evadirse o de enajenarse de la esperanza para el mundo. La actitud del trascendentalismo, de dejar toda esperanza para después de este mundo es también una tentación contra la esperanza; es una forma de desesperar de este mundo. Esta actitud es calificada por Marcel como traición por lo alto y comporta la negación de las condiciones fundamentales que rigen nuestra inserción en el mundo”.

Finalmente, “la verdadera esperanza busca signos humanos e históricos que pueden desencadenar la renovación de las personas que los viven. Una esperanza que no se comprometa concretamente por su anhelo no es auténtica esperanza sino alienación de esta, traición por lo alto. El Gólgota no anula la esperanza de Galilea; al contrario, la ratifica en la fidelidad”.

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