San Felipe Neri, presbítero (C)

Lectura del santo Evangelio según Juan (16, 16-20)

Dentro de poco ya no me veréis, pero dentro de otro poco me volveréis a ver». Comentaron entonces algunos discípulos: «¿Qué significa eso de “dentro de poco ya no me veréis, pero dentro de otro poco me volveréis a ver”, y eso de “me voy al Padre”?». Y se preguntaban: «¿Qué significa ese “poco”? No entendemos lo que dice». Comprendió Jesús que querían preguntarle y les dijo: «¿Estáis discutiendo de eso que os he dicho: “Dentro de poco ya no me veréis, pero dentro de poco me volveréis a ver”? En verdad, en verdad os digo: vosotros lloraréis y os lamentaréis, mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría.

Comentario

Vuestra tristeza se convertirá en alegría

La vida del cristiano debe transparentar la alegría que dimana del Evangelio, del encuentro gozoso con la persona del Resucitado. Eso es lo que significa este casi juego de palabras en torno a la vida terrena y la vida eterna en el paraíso celestial cuyas puertas ha abierto Jesús para siempre con su resurrección. Es lógico que los apóstoles se apenaran por la marcha de quien había sido su guía, de quien había sido buen pastor, de quien les había alimentado con el bocado de su Palabra… hasta que ahora se alimenten con el bocado de su Cuerpo transubstanciado. No debía de ser su tristeza muy diferente de la que humanamente nos embarga cuando sentimos la pérdida de alguien querido que nos es cercano. Pero a ese sentimiento de pesar y duelo sigue el del gozo por la alabanza perpetua que se vivirá en el cielo cuando contemplemos el rostro de Dios. Entonces, el llanto se convertirá en risa. Y la tristeza dará paso a una alegría que no se agotará nunca.

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