La mística periodística del “ir y ver” para compartir

El Papa Francisco abre su mensaje anual por el día de las Comunicaciones en su jornada 55 con una cita de nuestro querido beato, el periodista de Linares, Manuel Lozano Garrido que aconsejaba a sus compañeros periodistas: «Abre pasmosamente tus ojos a lo que veas y deja que se te llene de sabia y frescura el cuenco de las manos, para que los otros puedan tocar ese milagro de la vida palpitante cuando te lean». Nada más con esta idea ya tendríamos para pensar sobre nuestra comunicación y los medios en esta pandemia. Agradecemos al Papa esta cita y en él, el recuerdo a nuestra tierra con su mensaje en el centenario del nacimiento de “Lolo”.

Hay todo un movimiento comunicativo en esa llamada del Papa impulsado en el mensaje «a “ir y ver”, como sugerencia para toda expresión comunicativa que quiera ser límpida y honesta: en la redacción de un periódico como en el mundo de la web, en la predicación ordinaria de la Iglesia como en la comunicación política o social. “Ven y lo verás” es el modo con el que se ha comunicado la fe cristiana, a partir de los primeros encuentros en las orillas del río Jordán y del lago de Galilea Lo que está en juego en la vida y en la verdad de las historias es el encuentro auténtico con las personas que no pueden estar a merced de la multitud de “pantallas” de los medios en los que nos movemos. A las personas con sus historias las encontramos en la calle, en su situación y contexto vital, en su presencialidad que le da la humanidad de ser y estar siempre con los otros. Esto es clave y como dice el Papa: Nada reemplaza el hecho de ver en persona”. Sigue Francisco el camino inaugurado en 2014 que en tiempos de pandemia se hace más urgente: comunicación de proximidad y cercanía. Y nos recordaba entonces, que “la comunicación es una conquista humana” en cualquier medio que usemos.

Historias de carne y hueso

Por un lado, en el mensaje del Papa se pone en evidencia el déficit de un periodismo que no callejea, que no es de proximidad, de reportaje, de historias de carne y hueso, que no es capaz de «recoger ni los fenómenos sociales más graves ni las energías positivas que emanan de las bases de la sociedad.» Y este déficit se manifiesta en una información de «periódicos fotocopia» o en los noticieros de radio y televisión y páginas web que son sustancialmente iguales». La comunicación sería así vista como «información pre-confeccionada, “de palacio”, autorreferencial, que es cada vez menos capaz de interceptar la verdad de las cosas y la vida concreta de las personas».

Los asesinatos recientes en Burkina Faso de los españoles David Beriain, reportero y director de documentales, autor de la serie Clandestino, y el camarógrafo Roberto Fraile junto a otros cooperantes manifiestan la grave realidad que amenaza todos los días a nivel mundial al periodismo de cercanía y que honra heroicamente a los que se atreven a entrar en la carne de las historias para dignificarlas. Su heroísmo comunicativo nos habla de su humanidad. Es un posicionamiento existencial que afecta a la profesión de la comunicación y a los que ejercen en los medios especialmente en la delicada situación de la crisis del mundo editorial. El mensaje del Papa honra la valentía de los comunicadores y su aportación a la humanidad cuando dice que:sería una pérdida no sólo para la información, sino para toda la sociedad y para la democracia si estas voces desaparecieran: un empobrecimiento para nuestra humanidad.” Francisco advierte y critica los silencios de “la doble contabilidad” cuando “existe el riesgo de contar la pandemia, y cada crisis, sólo desde los ojos del mundo más rico”. Sin duda el movimiento del “ir y ver” señala a los poderosos intereses de los dueños del mensaje y los criterios de selección de las noticias que nunca pueden ocultar el drama de los que no son noticia y que “venciendo a la vergüenza, hacen cola delante de los centros de Cáritas para recibir un paquete de alimentos.

Desgastar las suelas de los zapatos

El Papa reflexiona sobre esa información periodística de presencia frente a la que se narra sin “desgastar las suelas de los zapatos”, «sin encontrar a las personas para buscar historias o verificar de visu ciertas situaciones». Este mensaje me recuerda con afecto y devoción al misionero sacerdote salesiano natural de Pozoblanco, Antonio César Fernández y también asesinado en Burkina Faso en febrero de 2019. El misionero es en cierto modo un periodista, un narrador de Dios porque vive en la carne de las historias que no son noticia, dando nombre y dignidad a los sin rostros. Frente a los relatos fríos manejados a golpe de “algoritmos” se impone no olvidar ese necesario periodismo callejero de proximidad que rescata la humanidad. También cada cristiano con su apostolado lleva el alma de un periodista y todos podemos mejorar en lo que decimos y contamos.

El movimiento comunicativo del “ven y lo verás” sitúa al comunicador en el lugar hermenéutico correcto para una narración viva. En este caso Jesús, que es la Palabra hecha carne que se dona por el Misterio Pascual para nuestra redención, nos invita en nuestro hoy a seguirle y acompañarle para entrar en la vida íntima de Dios, en la comunión generadora del mensaje evangelizador. Así la predicación que parte de la Palabra, y a la luz de este mensaje del Papa, nos lanza al movimiento comunicativo de cercanía con el Pueblo y desde el Pueblo. Con el mensaje de esta Jornada mundial de las comunicaciones comprendemos por ejemplo y es siempre actual, la predicación del santo obispo monseñor Romero de San Salvador, que aprovechó una homilía para explicar cómo las preparaba con estas palabras[1]: “Para que vean cuál es mi oficio y cómo lo estoy cumpliendo: estudio la palabra de Dios que se va a leer el domingo, miro a mi alrededor, a mi pueblo, lo ilumino con esta palabra y saco una síntesis para podérsela transmitir, y hacerlo -a este pueblo- luz del mundo, para que se deje guiar por los criterios, no de las idolatrías de la tierra. Y por eso, naturalmente, que los ídolos de la tierra sienten un estorbo en esta palabra y les interesaría mucho que la destituyeran, que la callaran, que la mataran. Suceda lo que Dios quiera, pero su palabra -decía san Pablo- no está amarrada. Habrá profetas, sacerdotes o laicos, -ya los hay abundantemente- que van comprendiendo lo que Dios quiere por su palabra y para nuestro pueblo.

Periodismo místico de ojos abiertos

El papa Francisco en más de una ocasión ha recordado que hay una mística cuando nos acercamos a los demás y buscamos su bien: “cada vez que nos encontramos con un ser humano en el amor, quedamos capacitados para descubrir algo nuevo de Dios”[2]. Y esa mística la define él mismo cuando dice[3]: “Para compartir la vida con la gente y entregarnos generosamente, necesitamos reconocer también que cada persona es digna de nuestra entrega. No por su aspecto físico, por sus capacidades, por su lenguaje, por su mentalidad o por las satisfacciones que nos brinde, sino porque es obra de Dios, criatura suya. […] Más allá de toda apariencia, cada uno es inmensamente sagrado y merece nuestro cariño y nuestra entrega. Por ello, si logro ayudar a una sola persona a vivir mejor, eso ya justifica la entrega de mi vida. […] ¡Y alcanzamos plenitud cuando rompemos las paredes y el corazón se nos llena de rostros y de nombres!”.  Esta mística brota sin duda en el mensaje de esta jornada cuando el Papa espabila en todo cristiano su capacidad comunicativa y su conciencia crítica. No se trata de demonizar el instrumento del medio concreto de comunicación, sino de tomar conciencia de, como dice el Papa en su mensaje, de los riesgos de una comunicación social carente de controles. Hemos descubierto, ya desde hace tiempo, cómo las noticias y las imágenes son fáciles de manipular, por miles de motivos, a veces sólo por un banal narcisismo. Por eso frente a una actitud pasiva de consumo de los medios, somos llamados a “a ser testigos de la verdad: a ir, ver y compartir” como responsables de toda comunicación, desenmascarando todas las noticias falsas como ya habló el Papa en su mensaje de 2018. Participemos del movimiento comunicativo que consiste en: ir, ver y compartir.

El mensaje del Papa recuerda al teólogo Metz cuando se refiere a la mística como experiencia de solidaridad espiritual. A partir del Evangelio de Mateo (cap. 25, 31-46), Metz describe la mística de la justicia a partir de los que sufren cuando define[4]: “Esta mítica de la compasión no se orienta exclusivamente a una experiencia sin ojos, que se mira hacia dentro, sino a una experiencia «interruptora» que busca en el trato con los demás una situación cara a cara, una experiencia mística y política a la vez”. ¿Estará el papa Francisco colocando las bases de un «periodismo místico de ojos abiertos»? ¿estará invitando el Papa a una necesaria conversión pastoral, también al periodismo, como fruto de esta nueva etapa misionera que nos propone Evangelii Gaudium? El beato Manolo Lozano fue un adelantado. Siempre pasa con los santos que son profetas, que adelantan el horizonte. Él encarna el periodismo místico de los ojos abiertos y da las claves para la mística periodística del “callejeo” como señala el Papa Francisco. La comunicación también se llena de esa mística cuando sigue este mapa de encuentros con las vidas de todas las personas. Desde esta óptica sagrada en la secularidad de la profesión de los comunicadores, la comunicación se postula como una puerta al desvelamiento del ser más verdadero en el encuentro con cada persona. Felicidades a todos los místicos de la profesión y que recorren con sus narraciones un periodismo que encuentra a las personas donde están y como son. No olvidemos la dignidad de la profesión y su reconocimiento frente a la precariedad en la que se desenvuelve en ocasiones sus trabajos. Sintámonos llamados en definitiva con este mensaje, a este movimiento místico del “ir, ver y compartir”. Es la mística periodística y comunicativa que nos regala el testimonio de vida de nuestro querido beato Lolo.

Leonardo Sánchez Acevedo, SDB.

[1] Monseñor Romero: Homilía del 20 de agosto de 1978, V p. 135:

<http://www.comitesromero.org/vigo/RichardLaFuerzaEspiritual.htm>, [fecha: 22-06-20].

[2] Papa Francisco. Exhortación Evangelii Gaudium, nº. 272:

<http://w2.vatican.va/content/francesco/es/apost_exhortations/documents/papa-francesco_esortazione-ap_20131124_evangelii-gaudium.html#El_diálogo_interreligioso>, [fecha de consulta: 22-06-20].

[3] Ibídem, nº. 274.

[4] Metz, Johann Baptist. Por una mística de ojos abiertos: cuando irrumpe la espiritualidad. Herder, Barcelona, 2013. p. 23, nota 5.

 

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