El milagro de Manos Unidas

Fernando Gutiérrez es uno de los 150 voluntarios que hacen posible que cada año se vuelva a obrar el milagro de Manos Unidas en Sevilla. Un milagro que se tradujo el pasado año en la recaudación de más de un millón de euros.

Viudo, padre de una hija y abuelo de dos nietas,  Fernando fue ordenado diácono permanente y el Arzobispo lo destinó a la céntrica parroquia de Omnium Sanctorum. Pero no es este el único cauce de Fernando para compartir su fe, para hacerla realidad en las vidas de los demás. A finales de 2015 conoció Manos Unidas, y muy pronto recibió el encargo del presidente de la delegación sevillana, Joaquín Sainz de la Maza, de ocuparse, junto a Jesús Hoys, de la coordinación entre la delegación diocesana y las parroquias de la Archidiócesis. El reto, más que un encargo, se antoja complicado, habida cuenta de que no todas las 264 parroquias cuentan con enlaces de esta ONG de la Iglesia. Y a ello dedican Fernando y Jesús todas las mañanas y más de una tarde, a extender el milagro de Manos Unidas.

Los mejores avalistas de Manos Unidas son los misioneros

Admite que apenas conocía algo de Manos Unidas, pero más de un año después no encuentra nada más “rentable” a lo que dedicar sus energías y un tiempo que comparte con la familia y la vida parroquial entre la feligresía de la calle Feria. Siempre tuvo claro que tendría que estar “donde fuera útil”, y Manos Unidas colma esta aspiración. No resulta extraño encontrar a Fernando en reuniones arciprestales, charlas en parroquias o cualquier foro en el que pueda dar a conocer el trabajo que llevan a cabo los voluntarios de Manos Unidas.

“En estos encuentros hablamos de lo que no vemos, es en cierto modo un acto de fe porque -explica- no he tenido la oportunidad aún de ver in situ cómo se realizan los proyectos que financiamos desde Sevilla”. Pero cuentan para ello con unos avalistas de primer nivel: los misioneros. Personas implicadas de lleno en el desarrollo de las comunidades a las que sirven, y los primeros garantes de un esfuerzo que da sus frutos. Cada año igual, y van 58.

Fernando Gutiérrez.El milagro de Manos Unidas

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