Santa Teresa del Niño Jesús, virgen y doctora de la Iglesia (A)

Lectura del santo evangelio según San Lucas (10, 1-12)

Después de esto, designó el Señor otros setenta y dos, y los mandó delante de él, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía: «La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias; y no saludéis a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa, decid primero: “Paz a esta casa”. Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros. Quedaos en la misma casa, comiendo y bebiendo de lo que tengan: porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa en casa. Si entráis en una ciudad y os reciben, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya en ella, y decidles: “El reino de Dios ha llegado a vosotros”. Pero si entráis en una ciudad y no os reciben, saliendo a sus plazas, decid: “Hasta el polvo de vuestra ciudad, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre vosotros. De todos modos, sabed que el reino de Dios ha llegado”. Os digo que aquel día será más llevadero para Sodoma que para esa ciudad».

Comentario

¡Poneos en camino!
La misión de la que hablaba el comentario de ayer está aquí palpitando. La mies es abundante y los obreros pocos. Hay mucha tarea para anunciar que el Reino de Dios ya crece entre los hombres. Y esa tarea es competencia de todos los bautizados. Jesús, que envía por delante a otros 72 -número de todos los pueblos según el Génesis-, los exhorta a salir. Les da instrucciones y les hace la recomendación de que se vean a sí mismos como corderos en medio de lobos, esto es, criaturas ingenuas como niños en un mundo de adultos picardeado por los pecados capitales. «¡Poneos en camino!» Podemos seguir discutiendo sobre la tragedia que supone la interrupción de la transmisión de la fe y las condiciones ambientales refractarias al mensaje cristiano. O podemos hacer lo que se nos ordena: ponernos en camino. Con los medios a nuestro alcance, pero en camino. En salida, como dice el Papa Francisco. Una Iglesia que sale a los caminos a cumplir la misión evangelizadora que tiene asignada. Sin apetencias ni adherencias. En camino.

 

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