Martes de la 5ª semana de Pascua (B)

Lectura del santo Evangelio según Juan (14, 27-31a)

La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no se turbe vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: “Me voy y vuelvo a vuestro lado”.

Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es mayor que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis. Ya no hablaré mucho con vosotros, pues se acerca el príncipe de este mundo; no es que él tenga poder sobre mí, pero es necesario que el mundo comprenda que yo amo al Padre, y que, como el Padre me ha ordenado, así actúo.

Comentario

Mi paz os doy

Que tentación tan grande vivir en paz. Sí, a eso que nosotros solemos llamar paz: sin soportar a toda esa gente que nos quitamos de encima llamándola tóxica como un veneno o una plaga; sin preocuparnos lo más mínimo por el sufrimiento del que está en la mesa de al lado, en la puerta de al lado, en el banco de a lado; sin comprometer la propia vida en nada que no sea el propio gozo de los placeres mundanos. Qué paz, decimos en plenas vacaciones cuando solo nos llega el ruido de la chicharra que no espera nada de nosotros. Pero esa no es la paz de Jesús. La Paz de Cristo pasa por el prójimo, nunca se queda encerrada en nuestro estrecho mundo personal. Jesús viene a traer paz a tu vida, seguro que en estos momentos hay algo que te turba y te desazona en el interior, solo Jesús da La Paz que no nace del mundo y sus engaños de cómodo olvido del prójimo sino de ser luz para el que sufre.

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