Viernes de la 23ª semana del Tiempo Ordinario (B)

Lectura del santo Evangelio según Lucas (6, 39-42)

Les dijo también una parábola: «¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo? No está el discípulo sobre su maestro, si bien, cuando termine su aprendizaje, será como su maestro. ¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: “Hermano, déjame que te saque la mota del ojo”, sin fijarte en la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Sácate primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la mota del ojo de tu hermano.

Comentario

¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego?

Es obvio que no. Jesús nos previene para que abramos los ojos a la fe y dejemos atrás la ceguera que nos conduce al hoyo. Pero, ¡ojo! Sin caer por ello en otra zanja bien profunda en la que el cieno del pecado impide moverse para salir: la soberbia. Puede que tú hayas experimentado algún tipo de encuentro personal con Cristo que te haya devuelto la vista para las cosas santas, pero eso no implica que puedas mirar por encima del hombro a quien permanece ciego. Antes bien, guíalo y ejerce con él la misericordia que Dios ha tenido contigo para extinguir el error en que vivías.

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