Martes de la 11ª semana del Tiempo Ordinario (C)

Lectura del santo Evangelio según Mateo (5, 43-48)

Habéis oído que se dijo: “Amarás a tu prójimo” y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publícanos? Y, si saludáis solo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto.

Comentario

Amad a vuestros enemigos

Cuando a menudo se nos nubla la vista para descubrir la acción de la gracia en nuestra vida, hemos de recurrir a esta cima del amor a los enemigos. Porque resulta tan humano dejarse llevar por un sentimiento de aborrecimiento recíproco, odiar al que nos odia… que necesitamos el auxilio de la gracia para trocar ese odio humano de respuesta en amor. No podemos con nuestras fuerzas. El habla popular lo reconoce con una expresión inspirada precisamente en ese amor al enemigo: “es superior a mis fuerzas”, decimos cuando se nos atraganta alguien cuyo comportamiento nos hirió en el pasado. Exacto. Superior a nuestras fuerzas porque solo el Espíritu Santo puede darnos la fuerza necesaria para devolver amor por odio, para rogar por quien nos hace el mal. Rebasa toda lógica humana porque es Dios -cumpliendo su voluntad hasta la última consecuencia como Jesús experimentó en Getsemaní- quien nos concede la gracia de amar a los enemigos. Pídela en tu oración.

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