Sábado 2º de Adviento (c)

Lectura del santo evangelio según san Mateo (17,10-13):

CUANDO bajaban del monte, los discípulos preguntaron a Jesús:
«¿Por qué dicen los escribas que primero tiene que venir Elías?».
Él les contestó:
«Elías vendrá y lo renovará todo. Pero os digo que Elías ya ha venido y no lo reconocieron, sino que han hecho con él lo que han querido. Así también el Hijo del hombre va a padecer a manos de ellos».
Entonces entendieron los discípulos que se refería a Juan el Bautista.


Comentario

«Pero os digo que Elías ya ha venido…»

Llevaba mucho tiempo el pueblo de Israel esperando la llegada de el Mesías, había momentos en los que la esperanza mesiánica se acentuaba, pero antes tenía que venir el gran profeta Elías. Eso creían y esperaban, pero ni Elías venía ni el Mesías llegaba. La esperanza se nublaba y la incertidumbre crecía antes los diferentes acontecimientos que acaecían.

Así estamos muchas veces, «en modo espera», pero no podemos esperar al Señor como quien espera el tren que puede venir con atraso y mientras sólo queda «aguantar el chaparrón», nuestra espera ha de ser entusiasta porque esperamos a quien vino, viene y vendrá. Esperamos como la mujer en «estado de buena esperanza», que siente en su interior la presencia de quien está por venir, y mientras anticipa su llegada preparando y disponiendo cuanto necesita para el encuentro.

«Elías ya ha venido, y no lo reconocieron, sino que lo trataron a su antojo». El Señor puede estar anunciando su llegada, su presencia, de muchas maneras pero ¿qué tratamiento damos a ese anuncio? Igual que la mayoría de los anuncios que nos entran en el correo electrónico o por las redes sociales, que inmediatamente van a la papelera. O la multitud de pasquines que llegan por el buzoneo que sin mirarlos, normalmente, van al contenedor de papel. Muchas veces no es que el Señor no se anuncie, es que no echamos cuenta, no le damos el tratamiento correcto.

En medio de tanta publicidad que nos llega en estas fechas, estemos atentos a los signos, mensajes y señales que el Señor nos presenta para que no acaben, igualmente, en la papelera de reciclaje, sepamos darle cabida en nuestro corazón estando atentos porque <«Elías» ya ha venido>

 

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