Viernes de la 6ª semana del Tiempo Ordinario (C)

Lectura del santo Evangelio según Marcos (8, 34 — 9, 1)

Y llamando a la gente y a sus discípulos les dijo: «El que quiera venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Porque, quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará. Pues ¿de qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero y perder su alma? ¿O qué podrá dar uno para recobrarla? Quien se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga con la gloria de su Padre entre sus santos ángeles».

Y añadió: «En verdad os digo que algunos de los aquí presentes no morirán sin haber visto llegar el reino de Dios en toda su potencia».

Comentario

El que pierda su vida por mí, la salvará
Hay una pregunta que se repite en el Evangelio del día y en la primera lectura tomada de la Carta de Santiago: ¿de qué sirve? De qué sirve la fe sin obras, se pregunta el autor de la epístola y de qué le sirve al hombre ganar las riquezas, los reconocimientos, los honores y los placeres del mundo si pierde su alma. Es el riesgo de dejar las cosas a medias: de no llegar hasta el fondo en el seguimiento de Cristo, que pasa inexorablemente por la cruz. De quedarse a mitad de camino como sucedería si sólo se apoya uno en la fe sin la caridad o en el activismo desmedido de la solidaridad sin fe.

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