Viernes de la 33ª semana del Tiempo Ordinario (C)

Lectura del santo Evangelio según Lucas (19, 45-48)

Después entró en el templo y se puso a echar a los vendedores, diciéndoles: Escrito está: «Mi casa será casa de oración»; pero vosotros la habéis hecho una «cueva de bandidos».

Todos los días enseñaba en el templo. Por su parte, los sumos sacerdotes, los escribas y los principales del pueblo buscaban acabar con él, pero no sabían qué hacer, porque todo el pueblo estaba pendiente de él, escuchándolo.

Comentario

Todo el pueblo estaba pendiente de él, escuchándolo

Lucas relata la expulsión de los mercaderes casi como acto final de la vida pública, al término de la subida a Jerusalén. No se detiene en la narración pormenorizada, sino que es una sucinta explicación del celo (recogiendo la versión del profeta Isaías) con que oraba y se presentaba a diario en el templo. Ahí sí dedica espacio a explicar la conjura de los poderes establecidos (cívico, militar, religioso) contra Jesús y la cobertura que le brindaba el apoyo popular que disuade a sus enemigos de actuar contra él. Lo escuchaban y eso siempre da miedo. Porque los eslóganes que se vociferan son fáciles de inhibir: basta con manejar a rivales para vocear lo contrario. Pero la escucha desencadena mecanismos interiores en el alma imposibles de acallar, de suprimir, de ignorar. Escucha la Palabra. Tú mismo te darás cuenta de lo que puedes llegar a hacer.

 

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