San Ildefonso, obispo (B)

Lectura del santo evangelio según Marcos (3, 20-21)

Llega a casa y de nuevo se junta tanta gente que no los dejaban ni comer.

Al enterarse su familia, vinieron a llevárselo, porque se decía que estaba fuera de sí.

Comentario

¿Qué podría esperarse de una persona cabal, de quien estuviese en su sano juicio?

     En el encuentro con la mujer de Samaría que describe el evangelista San Juan, Jesús le dice a sus discípulos que Él tiene un alimento que ellos desconocen (cfr. Jn 4,32).  No creo que fuese un problema para Jesús el no tener tiempo ni para comer, cuando llega a su casa y se junta tanta gente. Para sus familiares su modo de actuar resulta desconcertante y no alcanzan a saber si está en su juicio o no. Incluso podrían hasta temer por su integridad al ver a la gente enfervorizada acudiendo a Él masivamente.
     Los hombres establecemos nuestros parámetros de normalidad en la sociedad, y todo lo que se salga de lo estipulado o esperado resulta, cuanto menos, chocante. En una sociedad donde todo está marcado por la Ley y encorsetado en tantas normas y estatutos, incluso la relación con Dios, ciertamente la actitud de Jesús desconcierta.
     Dios se sale de todo parámetro, de toda Ley, de todo protocolo establecido por los hombres, porque pretendemos siempre que Dios actúe según nuestros esquemas y manera de entender la realidad. Dios se nos escapa, y Jesucristo nos enseña que no se puede meter en un esquema humano de comportamiento. Queremos razonarlo todo y controlarlo todo, sin embargo el amor ni se razona ni se controla. El amor siempre rompe nuestros esquemas y por más vueltas que queramos darle, el amor no se razona, simplemente se ama.
     San Pablo hablando de la Cruz de Cristo dice que para unos es un escándalo y para otros necedad, pero para nosotros es la máxima expresión del amor. Y ¿cuántos hoy no entienden esto? Y no me refiero sólo a una cruz material, sino a la entrega generosa de tantos religiosos y religiosas, misioneros, sacerdotes, madres y padres de familia, personas de bien que se sacrifican y se entregan hasta el final por los demás sin que la razón pueda explicarlo.
     Jesús tal vez, como llegaron a pensar sus familiares, no estaba en sus cabales, como tantos otros que siguiendo sus huellas se salen de lo razonable, por no seguir la lógica del mundo sino la locura del amor.

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