Jueves de la 2ª semana de Pascua (A)

Lectura del santo evangelio según San Juan (3, 31-36)

El que viene de lo alto está por encima de todos. El que es de la tierra es de la tierra y habla de la tierra. El que viene del cielo está por encima de todos. De lo que ha visto y ha oído da testimonio, y nadie acepta su testimonio. El que acepta su testimonio certifica que Dios es veraz. El que Dios envió habla las palabras de Dios, porque no da el Espíritu con medida. El Padre ama al Hijo y todo lo ha puesto en su mano. El que cree en el Hijo posee la vida eterna; el que no crea al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él».

Comentario

El Padre ama al Hijo
Sigue el discurso dicotómico entre la tierra y el cielo, entre la carne y el espíritu, entre lo que es de los hombres y lo que es de Dios. Esta vez, pronunciado por Juan el Bautista cuando un judío interpela a sus discípulos acerca de la acción bautismal de Jesús el Nazareno. Y Juan da testimonio de que Jesús está en una plano superior a él, y que su bautismo está por encima del suyo. No por ninguna prevalencia humana, sino porque uno nace de la tierra y otro viene del cielo. Dios da libertad para aceptar su testimonio, para acoger su Palabra, para admitir su entrada en la historia de la humanidad como ese momento en torno al que pivota la salvación del hombre. Juan está reconociendo a Jesús como Hijo de Dios que tiene en su mano, en su potestad, todo lo que el Padre le ha concedido. Cualquier comparación como pretenden los judíos que disputan con sus discípulos suena a pura blasfemia.

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