Santa Teresa de Jesús Jornet e Ibars, virgen (A)

Lectura del santo evangelio según San Mateo (23, 27-32)

«¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que os parecéis a los sepulcros blanqueados! Por fuera tienen buena apariencia, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de podredumbre; lo mismo vosotros: por fuera parecéis justos, pero por dentro estáis repletos de hipocresía y crueldad. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que edificáis sepulcros a los profetas y ornamentáis los mausoleos de los justos, diciendo: “Si hubiéramos vivido en tiempo de nuestros padres, no habríamos sido cómplices suyos en el asesinato de los profetas”! Con esto atestiguáis en vuestra contra, que sois hijos de los que asesinaron a los profetas. ¡Colmad también vosotros la medida de vuestros padres!»

Comentario

Ay de vosotros

La culminación de esta concatenación de siete ayes proféticos que lanza el Señor contra los escribas y fariseos hipócritas en el capítulo 23 del Evangelio de Mateo la podemos tomar también como una advertencia contra eso que ahora llamamos blanquear el pasado. Nuestra historia está construida sobre la podredumbre de muchos huesos enterrados y mucho sufrimiento infligido al prójimo. ¡Desde que el mundo es mundo! Pero Jesús nos previene de esa actitud que pretende renegar del pasado, de la propia historia, para instalarse hipócritamente en un mundo idealizado en el que todo habría sido de otra manera. También en la vida de la Iglesia se da este pensamiento mágico que pretende borrar lo más ominoso para reescribir la historia de salvación en un ejercicio de fariseísmo contemporáneo ciertamente llamativo. Si hubiéramos vivido en tiempos de nuestros padres o de nuestros antepasados habríamos cometido los mismos o parecidos crímenes porque el pecado anida en el corazón del hombre de cualquier época y lugar. Sólo quien vive una conversión verdadera puede llegar a comprenderlo. Enjuiciar el pasado con las gafas del presente es un ejercicio de hipocresía que no disminuye el pecado de nuestros antepasados sino que acrecienta el nuestro propio. 

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