Santa Catalina de Siena, virgen y doctora de la Iglesia, patrona de Europa (B)

Lectura del santo Evangelio según Juan (13, 16-20)

Después de lavar los pies a sus discípulos, Jesús les dijo: «En verdad, en verdad os digo: no es más el siervo que su amo, ni el enviado más que el que le envía. Sabiendo esto, dichosos seréis si lo cumplís. No me refiero a todos vosotros; yo conozco a los que he elegido; pero tiene que cumplirse la Escritura: el que come mi pan ha alzado contra mí su talón. Os lo digo desde ahora, antes de que suceda, para que, cuando suceda, creáis que Yo Soy. En verdad, en verdad os digo: quien acoja al que yo envíe me acoge a mí, y quien me acoja a mí, acoge a Aquel que me ha enviado».

Comentario

Yo conozco a los que he elegido

En principio, puesto ahí en el título, puede parecer un equipo imbatible, una «task force» organizada para el cumplimiento de una misión que nadie sino ellos puede llevar a cabo. Pero no. Jesús habla de todos nosotros, que nos consideramos elegidos como cristianos. Y no es un grupo de élite sino todo lo contrario: gente con flaquezas, miserable en sus mezquindades, llenos de cicatrices, heridos por dentro por los pecados… El trance en que se produce la exhortación nos da el tono de la misma: sabedor de que es su última noche pascual, de que es su última cena, se dispone a dictar testamento con la ayuda de una jofaina y una toalla: les lava los pies, eso es todo. Porque en ese gesto de abajarse como un esclavo -era el cometido del último mono de la casa- a la altura del talón del prójimo está resumido el gesto de Dios Padre de abajarse en carne humana para traer la salvación al mundo. No hay duda. Ese «Yo Soy» que Jesús pronuncia envuelto en el misterio de las Escrituras es el mismo «Yo Soy» del Dios todopoderoso del Sinaí. Te conoce porque te ha elegido y comes su pan: ¿alzarás contra él tu talón como Judas?

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