¿Sabemos tener paciencia y hacer de nuestra vida la construcción de un proyecto maravilloso y eterno?

A continuación ofrecemos una serie de meditaciones semanales tituladas “Cuaderno de vida y oración” a cargo del sacerdote diocesano Carlos Carrasco Schlatter, autor del libro “Las conversaciones que tenemos pendientes” y “30 día con Dios de vacaciones”

1) Llevar la vida a la oración

El sociólogo francés Michel Foucalt afirmó que la economización de la sociedad ha acabado por implantar un modelo de empresa en todos los ámbitos. De este modo, vivimos la educación desde un esquema empresarial de rendimientos y competitividades, vivimos las amistades en el marco de intereses y perdidas, igualmente vivimos la familia como una propiedad privada que debe proveernos beneficios y no deudas, y por desgracia vivimos nuestra propia vida como rica o vacía en función de si somos o no productivos. Esta realidad social, no es universal está claro, pero si puede servirnos como un reflejo de lo que vemos constantemente. Las decisiones de nuestros actos, los pasos que afrontamos, las inquietudes que vivimos, y el destino que nos marcamos, suelen estar movidos más que por una real vocación personal por términos como: “aspirar, promocionar, ascender, crecer, innovar, lograr, etc.”

Como si la vida de una persona fuera en vertical hacia un “cielo” marcado por el éxito, y no como si fuera un crecimiento en interioridad hacia un “cielo” marcado por la madurez personal. ¿Cómo sabemos si un año ha sido bueno o malo? ¿Qué criterios utilizamos para establecer lo conveniente de lo que no lo es? ¿Hasta dónde nos interesamos por ser mejores que… o por ser sencillamente mejores sin compararnos con nadie?

2) Encuentro con Dios


El colmo es que muchas veces, nos marcamos metas que no son las de Dios y encima le pedimos a Dios que nos ayude a lograrlas, o nos enfadamos con Él si no las conseguimos.
¿Sabemos tener paciencia y hacer de nuestra vida la construcción de un proyecto maravilloso y eterno? Decimos muchas veces que los jóvenes son demasiado impacientes, pero si lo reconocemos la impaciencia ha abarcado a toda la sociedad, no tenemos mucha paciencia en el trabajo donde queremos que las cosas cambien ya y sino lo hacen tiramos la toalla, no tenemos mucha paciencia con los amigos a los que calificamos de “nunca cambiará”, no tenemos paciencia en casa con la familia donde hemos perdido la esperanza de que las cosas vayan a mejor, y por supuesto hemos perdido la paciencia con los que lideran nuestra sociedad a los que rápidamente tachamos de ineptos o incapaces sin apenas llevar tiempo en el cargo. ¿Puede Dios transformar una sociedad cansada, desesperada, impaciente y derrotada? ¿Tiene que hacer todo el trabajo Él? ¿No podemos cada uno aportar nuestro granito para que la sociedad sea mejor y así mostrar con nuestros actos que vale la pena esperar y confiar en que el mundo cambiará pues cada uno ya hemos cambiado? Encontrar a Dios se hace más difícil si ni siquiera nos encontramos a nosotros mismos, y aún más si no sabemos donde estamos o donde vamos. Por todo ello pregúntate cual es el papel de Dios en tu vida, ¿es el gran arquitecto, o sencillamente es el albañil que llamas para que arregle los desperfectos?


3) A la luz de la Palabra

(Parábola del sembrador Mt 13, 1-9; Mc 4, 1-9 o Lc 8, 4-8) Esta preciosa parábola nos refleja la importancia de la paciencia en nuestra misión, pero también la importancia de estar receptivos a la Palabra de Dios. Dejar hacernos por Dios es una dimensión preciosa de la vida espiritual, no solo en Él confiamos sino que nuestros actos muestran la plena confianza y disponibilidad. De este modo afirmamos con todo el corazón, el alma y la mente que:
Mis planes son los que Dios vaya iluminando
Mis trabajos son muestras de seguirte amando
Mis deseos son aquellos que Tú amor provoca
Mis sueños, acercarme más y más al cielo que evocas
Mis despertares son ansias de caminar contigo
Mis anocheceres la certeza de Ti ser testigo
Mis cosas hace mucho que no son mías
Y es que Tú eres el único que las inspiras
Ser buena tierra es fundamental para nosotros, tierra que da fruto y que se entrega completamente a la planta que el viento trajo a ti. Somos lo que queramos ser, o lo que dejemos que sea, o lo que ahoguemos en el camino.
Podemos elegir nuestro propio destino, pero este no será nuestro si verdaderamente no nace de la madurez de saber lo que queremos, lo que nos hace bien, lo que nos hace descubrirnos a nosotros y a los demás como somos.
No somos lo que otros quieran, lo que otros decidan, somos expresión de nuestra vida cuando plenamente decidimos sobre ella. Cuando plenamente ponemos alma, vida y corazón en todo lo que hacemos.


4) Llevar la oración a la vida

Cristo es el camino, la verdad y la vida. Y lo es porque a lo largo de todo nuestro caminar hemos de vivir en la Verdad de lo que somos y buscamos. ¿Cuál es nuestra verdad? Nuestra verdad es que moriremos, y nadie sabe cuándo, una parte depende de nosotros y otra de infinitas variables que nunca dominaremos.
Nuestra verdad es que para vivir hemos de cubrir unas necesidades básicas, pero que estas pueden ser solo las básicas o podemos hacer de ellas nuestra esclavitud más peligrosa.
Nuestra verdad es que no podemos vivir solos, por más que a veces nos parezca mejor, por ello ¿acaso no es mejor amar a otros para que así sepamos a ciencia cierta que nos quieren por lo que somos y no por lo que tenemos? Nuestra verdad es que aunque nadie de nada sin esperar algo a cambio, yo si doy lo mejor de mi pues eso es gratis, y solo así tendré la confianza que al inspirarlo en otros estos se animen también.
Nuestra verdad es que nadie ama sino es amado, por eso ama, ama mucho, ama con todo tu corazón, tu mente y tu ser, y solo así tendrás la certeza de que es posible que otros te amen del mismo modo.
Nuestra verdad es que no puedo abarcarlo Todo, pues ese TODO es tan grande como Dios, así que sencillamente le dejo Todo en sus manos y Él sabrá qué es lo mejor.
Nuestra verdad es que de noche nada arreglamos, así que dejémosle a Él nuestros problemas que no solucionamos, y ya al despertarnos lo intentamos.

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