Viernes 3º de Cuaresma (B)

Lectura del santo evangelio según san Marcos (12,28b-34):

EN aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó:
«¿Qué mandamiento es el primero de todos?».
Respondió Jesús:
«El primero es: “Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser”. El segundo es este: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. No hay mandamiento mayor que estos».
El escriba replicó:
«Muy bien, Maestro, sin duda tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios».
Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo:
«No estás lejos del reino de Dios».
Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.

Comentario

No hay mandamiento mayor

Nada hay más grande que el Amor. Eso dice el Evangelio de hoy. Amor a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo, como recitábamos de memoria en el catecismo escolar de la infancia. Ahí está resumida toda la fe cristiana. Y no se pueden separar como los dos raíles de un ferrocarril. El Papa Francisco nos lo ha advertido muchas veces con el riesgo de caer en el activismo en la Iglesia si sólo se ocupa de amar al prójimo. La tentación de centrarse en el amor a Dios olvidándose del hermano que sufre ya sabemos a dónde conduce. Por eso, el primer mandamiento se desdobla en realidad en dos mandatos igual de imperativos. Amor al Creador y amor a sus criaturas. Me encanta la forma en que lo expresa la primera lectura del profeta Oseas: «No volveremos a llamar Dios a la obra de nuestras manos».

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