San Maximiliano María Kolbe (B)

Lectura del santo evangelio según san Mateo (18,1-5.10.12-14):

En aquel momento, se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: «¿Quién es el más importante en el reino de los cielos?»
Él llamó a un niño, lo puso en medio y dijo: «Os aseguro que, si no volvéis a ser como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Por tanto, el que se haga pequeño como este niño, ése es el más grande en el reino de los cielos. El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí. Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, porque os digo que sus ángeles están viendo siempre en el cielo el rostro de mi Padre celestial. ¿Qué os parece? Suponed que un hombre tiene cien ovejas: si una se le pierde, ¿no deja las noventa y nueve en el monte y va en busca de la perdida? y si la encuentra, os aseguro que se alegra más por ella que por las noventa y nueve que no se habían extraviado. Lo mismo vuestro Padre del cielo: no quiere que se pierda ni uno de estos pequeños.»

Comentario

La oveja descarriada

Supón, como propone el mismo Jesús en el Evangelio del día, que un hombre tiene cien ovejas. Si una se le pierde, ¿no deja las 99 restantes y va a buscarla? Y si se le pierden, pongamos por caso, setenta u ochenta, ¿no deja a las veinte o treinta que están al abrigo de la parroquia y se va a buscar a las descarriadas? No para que vuelvan al redil sin más sino por su bien, para que en el aprisco las curen, las venden y las sanen mientras están a salvo de los lobos con piel de cordero que acechan por doquier. ¿No habría fiesta por esas setenta u ochenta que se salvan? Tal es, hoy por hoy, la encrucijada a la que se enfrenta nuestra Iglesia. A la que nos enfrentamos los bautizados, ¡qué caramba!

Post relacionados