Catalina de Siena en 5 hitos

Catalina de Siena, una santa influyente del siglo XIV, es conocida y amada por muchos por su santidad y su firmeza de espíritu. A continuación se exponen brevemente cinco hechos que dan una buena idea de la vida de esta maravillosa mujer.

  1. Tuvo 24 hermanos

Catalina Benincasa creció en Siena, Italia, y fue la hija número 23 de Lapa Piagenti y Giacomo di Benincasa. Por desgracia, la mitad de sus hermanos murió en edades tempranas, incluida su hermana gemela. Basta con señalar que era un hogar ajetreado.

  1. Tuvo una visión de Jesús con 5 años

Cuando era joven, tuvo una visión de Cristo sentado en gloria con San Pedro, San Pablo y San Juan que le sirvió como inspiración para hacer un voto privado y dedicar su vida a Dios. Esto fue solo el principio de las numerosas visiones místicas que experimentó a lo largo de su vida.

  1. Tenía una celda privada en casa de sus padres

Cuando rechazó la idea de casarse, los padres de Catalina reconocieron la santidad de su hija y construyeron una celda privada, parecida a la habitación de una monja, para que pudiese vivir y rezar ahí.

  1. Aunque parezca una monja, Catalina fue una mujer laica

Al sentir la llamada a una vocación especial, Catalina se convirtió en una terciaria dominica, o un miembro de “tercera orden” y se le permitió vestir un hábito, algo común en esta época. Fue una persona activa en todo el mundo, uniéndose a las labores de catequizar a los jóvenes, ofrecer guía espiritual, cuidar de los enfermos y ayudar a los más desfavorecidos.

  1. No temió enfrentarse a nadie, ni siquiera al Papa

Viajó a Aviñón, Francia, donde residía el papa Gregorio XI y pasó tres meses intentando convencerlo para que volviera a Roma. Actuando en contra de lo que le asesoraban sus consejeros más cercanos, Gregorio volvió a Roma y devolvió el pontificado a la ciudad eterna.

Fue canonizada por el Papa Pío II en 1461.

Urbano VIII transfirió su festividad al 29 de abril

Fue proclamada doctora de la Iglesia en 1970 por el Papa Pablo VI.

El 1 de octubre de 1999, Juan Pablo II la declaró Copatrona de Europa.

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